Harmony Korine: la basura como objeto de deseo

Trash Humpers (literalmente
"los que aparentan tener sexo con la basura") es la más reciente película
estrenada en el Festival de Toronto de un director que en su versión menos
hardcore divide críticos y rompe amistades:
Harmony Korine es considerado por
algunos (el cineasta Werner Herzog, el crítico Roger Ebert y la que esto escribe) como un
verdadero poeta de lo abyecto, mientras que otros lo desacreditan como un
simple provocador sin sustancia, un emperadorsucho del mal gusto.

Es fácil tener una opinión, lo difícil con este cineasta
sería ignorarlo. Cualquier cinéfilo inteligente sabe que el cine es mucho más
que "una historia bien contada" -la cursilería más grande y tristemente
aceptada del mundo-por lo que revisar la filmografía de Korine es
indispensable. No te tiene que gustar (es más, quizás todos debamos odiarlo
mientras miramos escenas perturbadoras de abuso y dolor), pero lo que Korine sí
merece es una oreja atenta, como cuando el loco del pueblo se paraba en medio
de la plaza pública a gritar verdades incómodas sobre los vecinos. Luego, si quieres, puedes hacer como
que nunca lo has visto.

Harmony Korine es el sueño febril, la abominable lucidez
sobre temas que a nadie importan: los mentirosos, los impostores, los enfermos,
los desobedientes. Esos son antihéroes y no spidermans tarugos.

Desde la aparición de Kids (Clark, 1995) con un guión que Korine escribió quitándole un poco de
tiempo a la patineta en el Washington Square Park de Manhattan, este director
que ahora roza los cuarenta se ganó la enemistad de casi todas "las tías
panzonas" del cine.
Algunos críticos de mirada severa juraron públicamente
nunca más ver una película escrita o dirigida por Korine. No era para menos: un
muchachito de 22 años les recordaba la existencia de esos kids que estaban fuera de la historia oficial. En medio
de plena crisis del SIDA en Nueva York, había vírgenes de 13 años infectándose
por una eyaculación precoz y proclamando el sexo casual como lo único por lo
que valía la pena seguir vivo. Si bien Kids fue un buen comienzo, no convenía leerlo como una
crítica profunda, sino como un ejercicio interesante. Fue hasta que Korine
estrenó Julien Donkey-Boy (1999,
inspirada en la historia de su tío esquizofrénico), cuando verdaderamente forzó
una ruptura: este director no se iba a contentar con espantar suegras;
cualquier tema sería tocado desde el poder la imagen trastocada, desde la
profundidad de la forma y no desde la superficie de una historia manida.

Trash Humpers, la película que vendrá (algún día)

Aún no hay forma (legal) de verla en México y probablemente
tu distribuidora de confianza no se arriesgue con Trash Humpers, pero muchos ya la proclaman como una película
memorable por sucia, odiosa y llena de estampas de la modernidad: viejitos
sucios que fingen tener sexo con buzones de correo, personajes que rayan en el
retraso mental y una escena hiper desagradable con un cadáver. Definitivamente,
Korine no es para todo público.

Algo interesante es que este director intentó recrear la
sensación de sacar de la basura un videocasete VHS, grabado de forma casera
y cuyo contenido es lo mismo
perverso que misterioso.
Es posible que seas tan joven que no recuerdes cómo se
veían las polvosas imágenes de un videocassette: rayas intermedias, delay de
sonido, mosquitas de luz en la pantalla revoloteando alrededor de tu película
en un buró ceniciento. Si Korine logra su cometido con Trash Humpers, después de ver esta película te sentirás un poco
más mugroso.

Hay que ver:

-Julien Donkey-Boy (su obra maestra y donde aparece Werner
Herzog como la durísima figura del padre)

-Gummo, sólo si tienes estómago para el trashy-cinema-verité

-Trash Humpers, (si es que algún día llega a México)

Algunas frases memorables de Harmony Korine:

"Para mí ver una
película de Quentin Tarantino está bien. Whatever. Pero no saco
nada de ellas. Sus películas son cultura pop y para mí el pop es divertido pero
muy vacío."

"Mis padres son Trotskistas. Solían echar bombas en
edificios deshabitados. Han renegado de mí por no querer hacer propaganda
marxista, pero en realidad son buenas personas."

"Después de 100 años, las películas deberían haberse
complicado más. La novela se ha reinventado 400 mil veces, pero tal parece que
los filmes siguen atorados en el canal de parto."