Guillermo del Toro gana el Oscar como Mejor Director por La forma del agua que también obtiene el codiciado premio en la categoría de Mejor Película.

Sí, el gran ganador de la noche fue Guillermo Del Toro, la cadena de oración chilanga surtió efecto, pero nuestro gordo consentido no la necesitaba: la labor minuciosa en la dirección de La forma del agua, que aborda el deseo femenino y la otredad con espectacular atención al detalle, tuvo los suficientes méritos para convencer a los miembros de la Academia y ser galardonada frente a las otras grandes producciones que se enfrentaron este año.

Año en el que también las tensiones políticas entre México y Estados Unidos han continuado. Ante el contexto, ver a Del Toro levantar la estuatilla en el país vecino, nos llena de especial orgullo. Por supuesto el director se pronunció al respecto diciendo: “Soy inmigrante, como Alfonso y Alejandro mis compadres. Como Gael, como Salma y muchos de ustedes… Una de las cosas más lindas de esta industria es que borra las líneas en la arena”. Y nosotros cual Meryl Streep secundamos emocionados desde nuestro sillón.

De por sí, ya nos habíamos emocionado viendo a Gael García Bernal y a Natalia Lofourcade cantando “Recuérdame” de Coco, en un escenario muy mexicano, para después obtener la estatuilla como mejor como Mejor Película Animada y Mejor Canción Original. ¡Viva México!

La forma del agua también ganó en estas categorías:

Mejor Película

El vestuario que logra remitirnos al Baltimore de los años 60; el cinefotógrafo danés que pudo con dos paletas de colores opuestas (tonos fríos para lo relativo al agua y a Eliza, cálidos para todo lo demás) y hasta los gatos que hicieron su parte gruñendo a cámara. La cinta está plagada de detalles, es un mundo de dos horas perfectamente delineado mediante imágenes y objetos que quizás no aparecen mucho tiempo en pantalla y no son indispensables para la trama, pero terminan por convertir esta cinta en un cuadro complejísimo: aquél magnífico gordo que espera el autobús con un pastel blanco en las manos, el tocadiscos portátil circular que cualquiera de nosotros mataría por tener, los acetatos de jazz viejo.

La película en su conjunto es como un gran tapiz de cosas salidas de los sueños y pesadillas, que nos acechan y nos maravillan por igual.

Mejor Música Original

La música original del francés Alexandre Desplat evita el saborcito meloso á la Disney y nos ubica en un sueño submarino que empieza muy gentilmente y va tomando fuerza como la voz de los enamorados (Elisa y el Hombre Anfibio), ambos incapacitados físicamente para hablar –de ahí la importancia de la música, desde luego. Desplat ha dicho que su intención fue combinar los instrumentos y los motivos para formar una pieza orgánica, así como se unen dos personas que solamente juntas hacen el amor. “Es amor y agua. La forma del agua. Sin color ni

textura, sólo fluye”, dice Desplat para referirse al soundtrack de esta cinta.

Mejor Diseño de Producción