Por Adriana Ornelas


Génova es un drama dirigido por Michel
Winterbottom quien toma una historia donde no hay mucha trama y la transforma
en algo que vale la pena contar. Caracterizado por acercar al espectador a un
sentimiento verosímil, el británico lo consigue de nuevo con un filme que
aborda la vida de un padre y dos hijas tras la pérdida de su madre.

Un viaje indefinido a la ciudad de Génova es el
escenario para que la narrativa llena de suspenso dramático (si es que eso
existe, o seguro me lo invente porque así me sentí) sitúe a los personajes en
una válvula de escape de sus acontecimientos, pero una válvula que tarde o
temprano explotara sus sentimientos.

Las secuencias se convierten en el elemento para
la expresión de dolor, frustración, duelo acompañado del excelente trabajo
sonoro que presenta Michel Nyman dando perfecto soporte a la estética que
limita el espacio de los personajes entre las diminutas vías de Génova.
Lamentablemente es del tipo de películas que llegan en circuitos de arte con
muy pocas copias para su distribución pero de encontrarla en la cartelera de
algún complejo no duden en verla porque definitivamente vale la pena.