Por Juan Meneses

Sí, a Hollywood le encantan los remakes y por lo visto a nosotros también. Furia de Titanes reloaded está basada en un esbozo del esbozo del mito de Perseo. ¿Qué quiere decir esto? Que ni la “original” ni la copia tienen mucho que ver con la idea del relato griego. En ambas, los dioses y los personajes principales son pretextos para relatar la historia de un semidios que tiene por objetivo luchar contra el destino fatal de la ciudad de Argos: la destrucción. Para los puristas: esto es cine no son clases de historia.

Con las aclaraciones pertinentes y tomando en cuenta que este tipo de películas “de aventura” no buscan ningún premio o mención especial en los festivales internacionales podemos decir que Furia de Titanes es simplemente una película palomera. Escenas de acción salpicarán las butacas de sangre, el tipo más mamado saldrá victorioso y sus compañeros, que alguna vez dudaron de su poder, se sacrificarán por él. Eso ya lo sabemos. Al final… bueno el final tienen que ver qué pasa.

Sam Worthington está hecho para ser una figurilla de acción.

En medio y como parte esencial de toda épica hollywoodense están los efectos especiales que por momentos asombran y de repente dan lástima. En verdad preferimos a la Medusa stop-motion ochentera (creada por el maestro de los “stop-motion FX” Ray Harryhausen) que a la versión digital del nuevo milenio (creada seguramente en una línea de producción digital china). El famosísimo Kraken se parece más a una cruza entre monstruo de Cloverfield y Godzilla. Todo mal. Pero ahí donde fallan sus “titanes” Perseo parece salvar al mismísimo Olimpo. Lejos de quedar como un simple mortal o títere del destino, su humanidad nos parece admirable (dentro del mundo imaginario que estamos planteando chavos). Está claro que Sam Worthington está hecho para ser una figurilla de acción. Ya fue terminador, avatar y sólo le falta volverse jedi.

En fin, si andas en mood de chick flick con testosterona saldrás satisfecho de la sala, y ya. OJO: el 3D pasa totalmente desapercibido no pagues más por algo que no vale la pena y que resultará frustrante. Cine tradicional y listo.