Arturo Ripstein conoció la historia de un grupo de espías nazis que murieron en las islas Galápagos al intentar escapar de la Segunda Guerra Mundial, y la anécdota le pareció tan interesante como para encargarle una propuesta de guión a José Emilio Pacheco. Es así que surge esta película, que habla del esfuerzo humano por transformar la naturaleza y el ecosistema a su antojo. El filme es una coproducción hablada en inglés, para la cual H. A. L. Craig se encargó de traducir los diálogos, y el mismo Pacheco de retraducirlos al español para el subtitulaje.