Durante la 58 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca se estrenó el filme que todos los fans de Kim Ki-duk esperaban: Moebius, la película por la que fue censurado en su propio país, Corea del Sur, por atentar contra la moral y buenas costumbres debido a la alta carga de violencia explícita contenida en la trama.

El realizador se vio obligado a recortar algunas escenas del polémico filme para que éste pudiera distribuirse en su país y en el mundo entero. Ahora Moebius ha llegado a México convirtiéndose en todo un fenómeno entre el público: o la amas o la odias, pero eso sí no hay modo de que te deje indiferente.

Los primeros quince minutos son los más intensos e impactantes en la historia del cine y de la filmografía de este cineasta coreano: una mujer enferma de celos decide cobrar venganza de su marido infiel cortándole el pene, sin embargo, al fallar en su misión descarga su ira y frustración en su hijo. Y todo eso sucede solamente en el inicio. Para quienes vieron el año pasado Piedad, Moebius puede resultar una especie de continuación en la temática explorada entonces, aunque más burda y de a ratos tragicómica y acartonada. Si son fans de Kim Ki-duk, Moebius seguramente les parecerá un trabajo menor a lo que nos tiene acostumbrados, ¿dónde quedó el cineasta que ahondaba en los sentimientos de una forma sincera, tierna y consistente y que criticaba el malestar social?

Como queremos reivindicar la trayectoria del coreano les dejamos aquí algunas recomendaciones para conocer las obras maestras de Kim Ki-duk, más allá de su fama mediática por el morbo y la polémica de su más reciente filme.

1.Las estaciones de la vida (2003)

Para comenzar a ver la obra de Kim Ki-duk no hay nada mejor que esta obra maestra donde el coreano da cátedra con su talento para construir atmósferas y narrar historias que tocan las fibras del alma con su sensibilidad. Con la sencillez y delicadeza de una fábula, Kim Ki-duk construye un relato acerca del aprendizaje de un monje a través de la diferentes etapas de la vida: niñez, juventud, madurez y vejez, que corresponden a cada una de las estaciones (primavera, verano, otoño e invierno y otra vez primavera). La emotividad que imprime Kim Ki-duk a la historia así como la absoluta belleza del paisaje hacen de este filme, ganador del festival de San Sebastián y de Locarno, una joya de la cinematografía contemporánea.

2.El espíritu de la pasión (2004)

Ya en sus inicios, Kim Ki-duk exploraba las diversas narrativas, formas y lenguajes de la cinematografía. Este filme es un ejemplo de ello, ya que sin diálogos (cosa que vuelve a experimentar en Moebius), y apoyado en la fuerza emotiva de la música y las consistentes actuaciones, logra edificar un relato donde la delicadeza del amor y los sentimientos invaden la pantalla en cada cuadro, atrapando al espectador con una trama aparentemente simple pero sólida en un homenaje al cine puro y a la fuerza de lo que no se dice.

Tae-Suk es un repartidor de promociones de pizza que tiene la extraña costumbre de habitar las casas que encuentra vacías durante su recorrido. Sin embargo, no es un intruso cualquiera, es agradecido con la morada y sus inquilinos ya que en su ausencia limpia la casa, lava la ropa e incluso arregla los electrodomésticos descompuestos para que al día siguiente sus anfitriones se lleven una agradable sorpresa. Un día habita la casa de Sun-hwa, una bella joven que vive subyugada por su esposo celoso y obsesivo. Tae-Suk representa para ella el amor espiritual, sin ataduras a las reglas sociales y una salvación a su vida dominada por el marido. Una inteligente historia de amor que también habla del desapego a los bienes materiales.

3.Samaritan Girl. (2004)

Kim Ki-duk vuelve a demostrar en este filme su enorme habilidad para narrar una historia con pocos diálogos, con un ritmo pausado y contemplativo, así como una estética muy cuidada donde la belleza visual es protagonista. La película, ganadora del Oso de Plata en Berlín, está construida a manera de rompecabezas con partes de la trama que el espectador va descubriendo y conectando por sí mismo para llegar a un desenlace de esos inesperados y desgarradores. Kim Ki-duk cuenta aquí la historia de dos amigas adolescentes que entran al mundo de la prostitución para pagarse un par de boletos de avión. La trama da un giro cuando una de ellas se suicida y la otra, hija de un policía viudo, para honrar la memoria de su amiga y ejercer de “samaritana” buscará a cada cliente y cita con la que su amiga tuvo sexo para hacer lo mismo. La película narra varias historias paralelas que nos hablan de sacrificio, expiación y amor profundo con una maestría que llega a nuestras más hondas emociones.

4.El arco (2005)

Con el simbolismo acostumbrado en el cine de Kim Ki-duk, El arco narra una trágica historia de amor entre un viejo pescador y una joven a punto de cumplir los 17 años. Los sentimientos que allí surgen se transforman de tiernos e inocentes a los más sórdidos deseos. Kim Ki-duk aborda aquí emociones como el miedo, los celos, la lujuria, la pasión, la soledad, la desesperación así como el más sincero amor y complicidad. Él mismo ha dicho que quiere vivir su vida en tensión como un arco hasta el día de su muerte, una metáfora de cómo viven estos personajes, como si fueran una flecha guiada por Buda hacia su destino. El realizador surcoreano vuelve a demostrar su talento para reflejar los sentimientos y las más bajas pasiones.

5) Piedad (2012)

Ganadora del León de Oro en Venecia, así como de varios reconocimientos en festivales internacionales, Piedad es uno de los filmes más oscuros y violentos de Kim Ki-duk. Sin embargo, la violencia no es gratuita, tiene un sentido más profundo en el que nos revela la podredumbre social, la falta de oportunidades de un sistema que margina a los que menos tienen y la carencia afectiva al interior de las familias. Kang-do es un joven sin escrúpulos que trabaja para un prestamista y cobra las deudas de la gente de una forma muy particular y sádica: si no tienen dinero para pagar les amputa un pie, un brazo, los dedos, en fin. Una violencia física y moral enorme. Un día aparece una mujer que dice ser su madre y que le hace replantearse su modo de vida y su trabajo. El filme pone al espectador en constante presión, le incomoda e incluso le provoca repulsión en ciertas escenas, obligándole a reflexionar y a cuestionarse acerca de la degradación social a la que se ha llegado, entre otros tantos temas. Un filme duro en el que se abordan de nueva cuenta sentimientos como la ira, el odio, el amor, el incesto, los celos y la traición.

¿Cuál de las cintas deKim Ki-duk es tu favorita?

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