Osvaldo ha desaparecido y podría estar muerto. Su madre, “doñaRamona”, comienza a buscarlo. La policía encontró un cuerpo sin cabeza que podría ser el suyo. La mala suerte lleva a Genaro a toparse con la dichosa cabeza perdida, a darle una manita de gato y a querer entregarla; la buena suerte lo lleva a enamorarse de Mariana, quien también tiene por ahí una obsesión con los muertos, bueno, con uno.