Por Oswaldo Betancourt L.

Ridley Scott recurre nuevamente a una antigua historia épica que, por momentos, remite a uno de sus trabajos de principios del milenio:Gladiador. En ambas producciones el vestuario y la escenografía son partes imprescindibles de la narrativa, sólo que la nueva película no es tan efectiva como la otra en ningún aspecto.

No hay muchos cambios en el fondo, Moisés vive en Egipto y liberará a su pueblo con ayuda del todopoderoso; uno de los mayores cambios consistió en labúsqueda de una explicación terrenal a las plagas.

Otra diferencia notable es la presencia de dios, quien no se comunica con Moisés a través del arbusto en llamas (pero sí lo vemos en escena), sino mediante un niño llamado Malak (Isaac Andrews, quien salió en la nueva versión deHércules, con la Roca). Sus apariciones hacen parecer al personaje bíblico como esquizofrénico, nuevamente para tratar de aterrizarlo en un contexto menos espiritual y más humano.

En esta renovación de Moisés, ejecutada sin problemas por Christian Bale (tal vez el nombre es de ayuda, pero tampoco logra colarse entre sus mejores personajes), quien después de una negativa buscarpa . El antagonista en turno es Ramsés, a cargo de un no tan convincenteJoel Edgerton, quien en su papel hace parecer al emperador egipcio como un soberano mimado y caprichoso.

Scott se valió de viejas amistades y nombres importantes para meternos en esta trampa, pues junto al protagonistavemos a Aaron Paul, Ben Kingsley, Sigourney Weaver y John Turturro, lo triste es que esta palanca podrá convencer a uno o dos espectadores, pero en este caso particular, cualquier actor/actriz podría llenar sus zapatos.

Por ratos parece no avanzar y tiene momento vertiginosos en lo que todo sucede muy rápido (como las plagas).Los efectos visuales ayudan, un poco, a hacer más atractiva la propuesta, mientras queno hay razón de ser del 3D, está de sobra. El score es adecuado, mas no ofrece nada para que sea inolvidable.

Veredicto:Al final no deja de sentirse como una películas más de ese paquete que nos recetan cada navidad o ensemana santa (léase Noé, de Darren Aronofsky); así que puedes esperar para verla en esas fechas, porque no te estás perdiendo de la gran película.