Por Sandra Meneses Morales

El prestigiadísimo artista Bansky debuta como director con Exit Through the Gift Shop, que documenta la historia del arte callejero contemporáneo. Por supuesto, él es parte fundamental del cuento, pero éste lo rebasó y el protagonista resultó ser un tipo cualquiera que hoy es un superstar del arte. Eso sí, de algo está seguro Bansky: no volverá a incitar a la gente a hacer documentales, o, mejor: no incitará a hacer arte. Al menos la idea que le dio a Thierry Guetta no salió como él esperaba pero así nació Mr. Brainwash (el alias de Guetta) un artista absolutamente estrambótico, protagonista de Exit Through the Gift Shop.

El famosísimo y paradójicamente desconocido Bansky (su rostro no se conoce públicamente) se presenta como realizador con este documental, que se estrena hoy en México y que obtuvo la nominación al Oscar en esta categoría en 2011. Lo más chistoso es que parece que este debut fue más por arreglar lo que Guetta no supo hacer que por un deseo genuino de hacer cine.

Resulta que Guetta era el encargado de una tienda de regalos al que le encantaba filmar a cuanta persona o situación veía, y un día quedó encantado con el trabajo de su primo, Invader, entonces un artista callejero francés desconocido. Eran finales de los años 90. Después de Invader, Guetta siguió filmando a cuanto grafitero se topara por las calles de París, de ahí se pasó a Estados Unidos para conocer a Shepard Fairey, OBEY, que a inicios de siglo ya hacía buen ruido en las calles de Los Ángeles con su arte.

Como filmaba sin parar y hasta ayudaba a los artistas mientras trabajaban, éstos le preguntaban que para qué los grababa, y a Guetta sólo se le ocurrió decir que… que… ¡para hacer un documental!Y ya enfrascado en eso, se puso a buscar al mejor, a Bansky. Pero resultó que el más importante artista callejero era como la estampita difícil de los álbumes o peor, era imposible. Pero como en toda buena historia, el destino hizo su parte, Bansky necesitó de Guetta y ¡voilà! hasta se hicieron amigos.

Lo mejor es que todos estos detalles se ven en el documental, no es sólo la historia de contexto. Las cientos y cientos de cintas de Guetta documentan (nunca mejor dicho) cada situación que acabamos de narrar, reflejan la simpatía y hasta la inocencia de Guetta, la personalidad seca de Bansky y hasta su resignación ante lo incorregible. Pero aunque las cintas son del primero, el mérito de ver un filme entretenido y bien armado es del segundo.

Y todo porque en un momento de crisis de Guetta, Bansky le dijo que ya hiciera el mentadísimo documental… pero el resultado fue desastroso. Aun así, y para no herir a su amigo, Bansky le dijo que por qué mejor no hacía arte… Nunca se lo hubiera dicho. Aquí es donde nace la historia deMr. Brainwash, quien hoy vende sus obras en miles y miles de dólares. Y ante semejante historia y un impresionante acervo videográfico, a Bansky no le quedó más remedio que documentar esa parte fundamental de la historia del arte urbano con Mr. Brainwash incluido, ante la perplejidad de sus compañeros.

¿Que qué tal está la película? A ratos se hace larga (dura casi hora y media), quizá porque ya queremos saber en qué parará tanta historia filmada, pero esa anécdota de un don nadie que casi por casualidad se convierte en un artista cotizadísimo es suficiente para ir a verla. Sólo un detalle que ni siquiera es culpa de Mr. Brainwash, que no sabe hacer documentales: el subtitulaje es malo, tanto en sincronía como en contenido, deja muchas declaraciones en blanco. Aun así, uno acaba amando a Mr. Brainwash y hasta al gruñón de Bansky.

PREMIOS: En 2011 estuvo nominada a: Oscar como Mejor documental, Bafta al Mejor director e Independent Spirit Awards a Mejor película documental, el único que ganó.