Con las aventuras de un falso aristócrata seductor en Monte Carlo, el cineasta Erich von Stroheim retrata una sociedad que se miente a sí misma, en la cual los estafadores y la nobleza conviven alegremente. La amoralidad del filme, aunada a su elevado costo (más de un millón de dólares de la época), su excesiva duración original (seis horas) y el conflictivo carácter del cineasta, comenzaron a crear la mala fama de Stroheim en Hollywood, con serias repercusiones para su carrera posterior