Por Jaime @_azrad

Cada año hay una película que esperamos con ansias; su publicidad nos ataca meses antes de su estreno y sus promesas son tan grandes que no podemos esperar a verla, y al final salimos diciendo algo así como ‘¿y esto fue todo?’. Éste es exactamente el caso.

Espejito espejito se vale de la fama de una historia universalmente conocida para confiarse al máximo y presentar una serie de chistes que, aunque sí causan gracia, no cuentan una historia como se debe.

Los argumentos de la trama son un poco ridículos y las locaciones y la dirección de arte se sienten tan falsas como un escenario teatral de bajo presupuesto. Lo más incómodo de todo se da en la falta de justificaciones coherentes para los porqués de la historia, pero todo esto pasa a segundo grado cuando una dirección deja tanto que desear como ésta.

Saltos sin sentido en las tomas y varios ángulos incómodos se encargan de desorientarnos como espectadores cuando lo único que queremos son más líneas graciosas por parte de Julia Roberts que justifiquen la larga espera.

Al final nos encontramos con una reinterpretación muy barata de un clásico difícil de superar que, ni por suerte, pasará a la historia como una anécdota de triunfo. Hubiéramos preferido mejores actuaciones, mayor propuesta narrativa pero, lo más importante, demandamos una dirección digna de lo que el tráiler y el tema prometen.

Eso sí, los pequeños disfrutarán de la película en grande mientras que los adultos, si son cinéfilos, encontrarán los defectos por todas partes. Si no lo son podrán reirse un par de veces para llegar a una diversión pasajera y olvidable.