Kitty es atacada y violada ante la mirada de 38 testigos por más de media hora. Nadie hace nada para defenderla. El suceso es noticia al día siguiente y Gabriel, periodista, se obsesiona con el caso y decide enfrentar a los testigos abriendo su propia investigación. Reconstruye los hechos y se introduce en la vida de la fatal víctima; su propósito es entender por qué nadie la ayudó y cuál fue el móvil del asesino. El desenlace resulta ser mucho más despiadado de lo que él podría imaginar.