Un príncipe se propone conquistar el corazón de una caprichosa princesa, aunque deba esconderse bajo la apariencia de un plebeyo. Realizado en 1922, al regresar Carl Dreyer de una temporada en las filas del cine alemán, este filme se ve envuelto en una onírica atmósfera de cuento de hadas. En un tono ligero, lejano al dramatismo de sus grandes obras, el gran realizador danés reflexiona sobre los amores difíciles y las falsas apariencias, iluminando sus fantásticos escenarios bajo los claroscuros propios del Expresionismo alemán