Estados Unidos, principios de los años 30. El país está sumergido en receso económico, la sociedad está sumergida depresión… ha perdido la fe en su gobierno y en su futuro. Ya no hay cuentos de hadas, ni tampoco hérores. La capital del caos era la ciudad de Chicago, invadida de desempleados y el nacimiento del hampa, dentro de toda esta escoria surgió un hombre que le devolvería la sonrisa al pueblo: John Dillinger, asaltante de bancos.

La vida de este personaje se ha vuelto un mito en la cultura americana, no sólo fascinaron sus atracos “a-la-Robin-Hood”, sino que fue fundamental para el surgimiento del FBI. A lo largo de los años, su biografía ha llegado al cine, pero jamás como esta adaptación de Michael Mann. Este director experto en thrillers de acción, mezcla con ritmo eficaz, los atracos de Dillinger (Depp), así como la cacería del agente Purvis (Bale), quien está dispuesto a arriesgar su propia vda por arrestar al “enemigo púbilico número uno del pais”. Es la opción anti sucuelas más interesante del verano.

Te damos tres puntos para ver el film:

Johnny Depp: Su actuación es lo mejor de la cinta. Impregna encanto y maldad al mismo tiempo. Como Dillinger, Depp logra un personaje humano, enamoradizo y sobretodo con un relieve de capas; su mirada cínica se compagina con su voz dulce mientras te enamoras de él. Logró que un gángster, se convirtiera en leyenda. Y vamos no es nada difícil lograr esto para él: ha logrado que freaks con tijeras, soplones de la mafia, narcos y piratas, se conviertan en ídolos pop. Llámemosle el “Effecto Deppler”

Gángsters: Todos los malandrines que salen en el film están interpretados de manera creíble y convincente. Les crees los ademanes, los acentos y la furia de sus metralletas. Es como ver un programa del History Channel pero sin censura. Entre los mafiosos más acá que aparecen en el film son: “Baby Face” Nelson (),

Ambientación: Es un agasajo visual. El director, Michael Mann se fijó en los detalles más exquisito de los años 30, para recrear dicha época. La vestimenta de Dillinger es elegante y expresa la añoranza de aquellos años; además el look old school de Marion Cotillard, asemeja a una diva de los años dorados del cine. Otros detalles: la música de las big bands, ah… festín auditivo.

¿Cómo ves, se te antoja?