Por Ira Franco

Puede que éste no sea el filme más atrevido e innovador del año, pero tiene el encanto de ser una obra de base actoral: será la favorita del espectador con hambre de aquellos matices de emoción en el rostro de la inglesa Kate Winslet o las majestuosas cejas arqueadas y la profunda voz de Alan Rickman –conocido por muchos como el profesor Severus Snape de la saga de Harry Potter–.

Dirigida, actuada y coescrita por Rickman, En los jardines del rey es una historia de romance de época con un motor interesante: que una mujer en pleno siglo XVII pueda ser llamada a opinar.

Sabine de Barra (Winslet) es una diseñadora contratada para trazar los jardines de Luis XIV de Francia, el famosísimo “Rey Sol”, quien entre otras hazañas fue el monarca que mandó a ampliar el palacio de Versalles para convertirlo en el gran aglutinador de la corte francesa.

Sabine conoce a André Le Notre (arquitecto del rey y figura histórica interpretada por el actor belga Matthias Schoenaerts) con quien surge una historia de amor prohibido.

Ésta es la segunda película que dirige Rickman, y aunque sin duda el enfoque es sobre el desarrollo de personajes, lamentamos la falta de sorpresas en la cinta, la cual podríamos calificar como bastante convencional.