Jennifer Lawrence asegura que la segunda parte de la saga “The Hunger Games”, titulada “Catching Fire”, es “un reflejo exagerado de nosotros como seres humanos y como sociedad, pero expresa cómo de alguna manera nos hemos endurecido”.

Considera que es preocupante que, “cuando vemos en la tele cómo se destruye la vida de personas, para nosotros se trata de entretenimiento”.

“Somos insensibles a las peores situaciones de violencia o de sexo. Queremos más y más, y los medios de comunicación nos lo dan, y encima vemos cómo parece que los gobiernos y esos mismos medios se unen y conforman una sola entidad. Me parece muy peligroso”, considera la protagonista de la película que se estrena en México el 22 de noviembre.

Tras su impresionante interpretación en “Winter’s Bone” (2010), con la que aterrizó en Hollywood, dos años después ganó el Óscar por la desequilibrada compañera del todavía más desequilibrado Bradley Cooper en “Silver Linings Playbook”.

Tiene 23 años, es miss Dior y toda su vida ha cambiado desde el Óscar, tanto o más que la de Katniss Everdeen (la heroína a la que da vida en “The Hunger Games”), dice con su particular sentido del humor, aunque ella no se juega tanto como el personaje, dice.

“Me identifico con Katniss; sobre todo, cuando vuelve a su casa después de los juegos, y la gente le trata como si fuera otra, pero ella no se siente distinta. Así me pasa a mí con la reacción de la gente”, después de ganar el Óscar.

Si en la primera parte el Gobierno mantiene el control, en esta segunda hay “esperanza”, dice, y opina que es bueno que haya una heroína: “La generación actual necesita modelos de este tipo”.