Por Miguel Rivera

Creo recordar a James Franco y Freida Pinto en esta película… no estoy seguro. Ahora, a Andy Serkis lo recuerdo bien. A este hombre lo conocen como quien dio vida a Gollum de la trilogía del Señor de los Anillos, y hasta ha tenido experiencia representando primates en la última entrega de King Kong. El hombre sabe moverse, al menos para hacernos creer que estamos viendo a César, el primer simio revolucionario, aquel que todos los demás simios en aquellas viejas cintas setenteras veneran. Sí el CGI ayuda, pero fíjense bien, lo increíble de esta película no está en los efectos especiales sino en el efecto humano que se le logra dar a nuestros hermanos sub evolucionados.

Aquellos que vayan en búsqueda de un blockbuster veraniego lo van a encontrar, pero en la mínima parte de la película. La batalla en el Golden Gate es para recordarse, y la estrategia casi napoleónica de Caesar al luchar es digna de cualquier emperador romano. Se ganasu nombre. La acción está ahí pero para sorpresa de muchos, la película no descansa en esta. Se para firme en su propia narrativa. Los simios tienen personalidades, tienen objetivos en la historia.

La evoluciónde Caesar hacia encontrar, a falta de un mejor término, su humanidad, se llevalenta y pausadamente, como si Rupert Wyatt, el director, quisiera que entendieras el por qué de la leyenda,las razones de una revolución pacífica y la anticipada caída de los humanos. Pequeños momentos como el dibujo de la ventana en la pared, la despedida entre “mascota” y amo y hasta laprimera palabra de Caesar, cimbran con golpe fuerte nuestras emociones.

La historia se desarrolla orgánicamente y hasta la excusa que da razón al por qué de la desaparición de la raza humana se puede digerir sin problema.

Todas las piezas están ahí y después de aquella primera entrega de la saga, donde Charlton Heston ve destrozada la estatua de la Libertad en una playa desolada, esta es la mejor que hemos visto por parte de los primates. No es la película que esperas, es mejor.