Por Carlos Arias

¿Querías un poco de acción? Aquí está El justiciero (The equalizer, 2014), una cinta híper violenta con el héroe duro Denzel Washington, más duro que nunca, y con la adolescente siempre en problemas Chloë Grace Moretz, más sexy y más oscura que antes, cuando saltó a la fama en cintas de terror.

La película, dirigida por el especialista en secuencias de acción Antoine Fuqua, tiene apenas algo más que estos tres elementos, Washington, la bella Chloe y mucha acción. Pero no hace falta otra cosa para montar un buen espectáculo de golpes y tiros. Al menos eso se pretende.

La película está basada en una serie de televisión de los años 80 llamada Equalizer, el justiciero, o “el protector”, las aventuras de un ex agente de la CIA llamado Robert McCall (esta vez a cargo de Washington) que se dedica a resolver por su cuenta casos que implican a mafiosos, agentes internacionales o terroristas.

Esta vez el personaje está retirado de su trabajo como agente especial y pasa sus días en un suburbio de clase media, trabaja en una tienda de productos para el hogar y está dedicado a la más espiritual lectura de clásicos literarios que a la caza de espías enemigos. Así conoce a la prostituta adolescente Teri (Chloe), quien está en serios problemas con una banda de despiadados mafiosos rusos comandados por un depravado llamado Pushkin que no tiene nada de romántico.

No se hubieran metido con la chica, porque ahí es cuando McCall demuestra su entrenamiento con toda clase de instrumentos que pueden ser utilizados con fines letales, y que por supuesto empleará contra los villanos.

La película es previsible, pero es dudoso que alguien asista al cine para sorprenderse con esta película. Desde el principio sabemos a lo que vamos, y una vez que la acción se desata ya no la detiene nadie.