Gabriel Axel, apasionado de la obra de Karen Blixen, adaptó con lujo de detalle esta breve historia donde la espiritualidad y la gastronomía se unen para retratar la juventud perdida, la humildad y la frustración de tres mujeres. Este filme ganador del Oscar a la mejor película extranjera en 1988, desnuda el alma de los protagonistas, en su mayoría religiosos, incitándolos al placer de las carnes y ensaladas, las aromáticas trufas y el burbujeo de los vinos, en un festín que alimentará no sólo su cuerpo, sino también su espíritu.