Es morbo. O tal vez curiosidad e incluso fanatismo religioso. Pero siempre que un director de acción de carne y hueso incursiona en el terreno de la animación, despierta en nosotros sensaciones idílicas o repletas de escepticismo. Es por esto que la nueva obra de Wes Anderson, un director que nos ha acostumbrado durante los últimos años a desmenuzar tragicomedias familiares, nos intriga ¿cómo un director de semi culto podía realizar una historia infantil?

La respuesta: porque no lo hizo

El Fantástico Sr. Zorro es la adaptación en stop motion del libro infantil de Roald Dahl, acerca de un zorro, que está harto de la tranquilidad de su vida y decide volver a su antiguo trabajo: ladrón de gallinas. La trama inicial parece una fábula de Esopo, pero en las manos de Anderson toma un camino más oscuro y cínico: madurar duele, duele cambiar nuestro estilo de vida, y el abandono de nuestros sueños. Después de que los planes de Sr. Zorro toman un camino trágico con el resto de los animales del bosque, se da cuenta que en sus manos está la vida de su familia y amigos. La responsabilidad le llega como obligación, y no como elección. El Sr. Zorro (y nosotros) aprende a crecer.

Pero la trama no es el elemento más fascinante del film, sino la animación detallada en la cual podemos distinguir cada pelo de los animales y la vida que transmiten sus ojos. Además, Anderson no decepciona a su culto de fanáticos que reciben la dosis músico-visual que ha definido su estilo como cineasta: la moda vintage, los tonos naranjas, la tipografía amarilla y su rock de antaño. Es más, como dato cultural-melómano: un personaje del film está basado en Jarvis Cocker… y canta durante la cinta.

El Fantástico Sr. Zorro, le hace honor a su nombre: es una película fantástica.

Se estrena el 4 de diciembre.

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Acá el trailer