Por Miguel Rivera

Vean Beastly. Inmediatamente después, quédense en la sala en silencio y pongan mucha atención. Si están atentos y bien calladitos empezarán a escuchar dos sonidos separados: un sollozo y un intenso golpeteo. El primero proviene de Alex Finn, autor original de la novelade La Bella y la Bestia, el segundo, es Walt Disney revolcándose en su tumba.

Empecemos por las actuaciones. Pésimas, superfluas, sobreactuadas y maldirigidas. No hay un gramo de profundidad en un solo diálogo. Alex Petyffer, una burla a la Bestia que recordamos con tanto amor, no logra ser humilde cuando se lo propone y ni siquiera el acto de niño rico le sale. Hay una latente sensación de incomodidad cada que aparece… como si él supiera que no sabe actuar, y lo pudieras ver a través de sus ojos, ese miedo, esa inseguridad. Algo así como ver la telenovela de las 8.

Vanessa Hudgens ha sido encasillada por su propia mano. Cada papel que escoge es igual y su remedo de Bella en Beastlyno es nada más que una copia de aquella niña, más buena que la Virgen María,que interpretó en High School Musical. Mary Kate Olsen, por fin apartada de suinseparable gemela, contra toda posibilidad, supera a los dos protagonistas y se convierte fácilmente en una de las peores actuaciones del verano.

La historia aparta toda sustancia de la leyenda con la que crecimos y la plantea como una historia tan simplona como es barata. Algo así como aquella renovación de la Cenicienta del 2004 pero sin el encanto de Hillary Duff y Chad Michael Murray. A lo más es una película para la TV que tuvo suficiente inversión para ser distribuida por todo el mundo. Es una adaptación sí, no debe de seguir el lineamiento que propuso Disney OK, pero aún despojada de comparaciones no puede pararse sola en sus dos pies.

En serio véanla, es sano hacer coraje de vez en cuando. Y mucha atención: sollozo, intenso golpeteo.