Sin tener a dónde más ir, Justine se refugia en casa de su media hermana y su novio. Lleva una vida emocional inestable y cambia de pareja constantemente. Como si su vida no fuera un caos, Eli, su padre de casi 60 años, espera un bebé con su nueva esposa, suceso que altera a las dos hermanas. Eli no sabe cómo acercarse a Justine, y lo hace a través de sus ex novios, sin embargo, su torpeza sólo le ocasiona más problemas a su hija, incluyendo a su nuevo amor. Como radióloga, Justine encuentra la manera de conocer mejor a la gente que la rodea, incluso a su padre. Explora su creatividad retratando personas y objetos para reconstruirlos con su propia visión.