Jutlandia, principios de los años setenta. Al ser abandonado por todos los miembros de su familia, el adolescente Allan se convierte en el único apoyo de su padre, un granjero profundamente perturbado que alivia sus tendencias suicidas cuando consigue hacer llorar a los demás. Primer largometraje de Peter Schønau Fog, quien mezcla temas como el abuso infantil y la enfermedad mental sin caer en tremendismos gracias al uso de un agudo sentido del humor, méritos que le han valido tanto el reconocimiento de la crítica como el gusto del público.