Existe el estereotipo cinematográfico acerca de las producciones escandinavas: lentas, aburridas y con poco diálogo. Y para ser sinceros, como todo cliché, a veces llega a ser cierto, otras ocasiones como en éste film, estos prejuicios son rebasados y perfeccionados.

El arte de llorar en coro (uno de los mejores títulos del año), es un drama que revisa las relaciones familiares, los traumas de la infancia y los abusos sentimentales. Un padre y su hijo son abandonados por el resto de sus conocidos y familiares; al quedar solos en una granja, el padre comienza a sufrir de una depresión descomunal hasta que descubre cómo recuperar el autoestima: tiene la facilidad (y felicidad) de hacer llorar a la gente.

Un buen drama, que no sólo permite ubicar los sentimientos universales de los seres humanos, sino que también despierta la curiosidad y antonomasia de una cultura ajena a la nuestra. Buena recomendación.