La nueva película de Woody Allen, conocida como “la del beso de Scarlett y Penélope”, es la mejor que ha escrito en los últimos 15 años. Además, le dio su Oscar a P. Cruz.

La culpa es de Scarlett, de sus curvas y labios. Es su culpa que Woody Allen se haya levantado del nihilismo creativo y haya tomado su segundo (o tercer) aire. Es su culpa que Allen Konigsberg, (su verdadero nombre) este director/guionista haya retornado a lo que mejor saber hacer: narrar historias hambrientas de sexualidad, en la que los personajes destapan sus neurosis para encantar al público.

Vicky Cristina Barcelona no es la mejor obra de su vida (sería un pecado imaginar que logra superar a Annie o Hannah); pero sí de los últimos años. A raíz de Match Point, la primera colaboración con Johansson, Allen inicio un proceso de seducción a sus propias creaciones: el balance entre comedia negra y drama-de-pareja, se ha cargado hacia un solo lado.

Ambientada en Barcelona, este nuevo film se nos presenta con un narrador externo, como si se nos fuera a contar una fábula o un cuento de hadas. Gracias a este personaje omnipresente, conocemos a dos amigas que planean pasar un verano en Catalunya: Vicky (R. Hall) estudiante de arte, centrada y que parece tener su vida planificada con su recién compromiso con un yuppie; por otro lado Cristina (S. Johansson) es una mujer impulsiva que no sabe lo que quiere de la vida. Una noche conocen a Juan Antonio (J. Bárdem), un artista que las invita a Oviedo (sus intenciones libidinosas son bastante claras). Las amigas aceptan y ahí comienza esta historia.

Juan Antonio se involucra con las americanas; pero vive a la sombra del tormentoso amor que vivió con su ex esposa María Elena (P. Cruz). Cuando ella se reinvolucra en su vida, ambos se dan cuenta que siguen enamorados, y descubren la razón por la cual se habían separado: le faltaba un ingrediente a su matrimonio…otra mujer, Cristina. Con el inicio de este menage-a-trois, Allen se embarca en un idilio amoroso, donde se enfrentan los sentimientos. Los personajes dejan claro que el amor no puede existir sin el dolor, el sexo no puede estar a alejado de la culpa ni de la pasión, y que en la seguridad de un existencia sin preocupaciones, se corre el peligro de de vivir a medias. Como Woody, que ha tenido antes y un después de Scarlett… su propia Cristina.