En 1951, la ciencia ficción llegó a una de sus máximas cumbres con esta cinta, acerca de un platillo volador que caía en pleno Washington. De su interior salió un “marciano” que llegaba en son de paz y traía un ultimátum: o los humanos nos dejábamos de odiar, o sufrirían las consecuencias del espacio. Es decir, nos iban a matar a todos. (Eso no es precisamente “venir en son de paz”).

A más de 50 años y con el fin de la Guerra Fría, este remake buscará nuevas formas de sembrar el pánico. Creo que la apuesta puede ser muy grande, ya que en la versión original los efectos eran bastante irreales (como los de las películas del Santo). Corren los rumores de que ahora el enemigo que los aliens vienen a combatir el calentamiento global. No, no es broma.