Por Alejandro Alemán

Dicen que cuando Hollywood

se queda corto de ideas (y vaya que últimamente les ha sucedido) recurren

a los cómics para llevar al cine "nuevo" material. Al parecer lo

mismo sucede con el cine hecho en Europa, sólo que allá no recurren

a cómics sino a los clásicos de la literatura.

Escrita originalmente

(como todos saben) por Oscar Wilde, la película narra la clásica historia

del joven Dorian Grey que una vez retratado por el pintor Basil Hallward,

queda prendido de su propia imagen, deseando vender su alma a cambio

de la juventud eterna "que sea el retrato el que envejezca".

El director responsable

de esta cinta, Oliver Parker, ha basado gran parte de su carrera en

adaptar al cine grandes clásicos de la literatura como "An Ideal

Husband", "The importance of Being Earnest" y "Othello".

Extrañas -tal vez

incluso osadas- decisiones toma Parker para este caso en particular.

De todas sus adaptaciones esta es la primera en la que se decide a usar

de manera extensa la computadora, pero no lo hace del todo bien, son

demasiado notorios los escenarios falsos durante toda la cinta, y de

igual forma exagera el uso del CGI en la imagen del retrato, al que

se muestra tal vez demasiado, dejando de lado el elemento suspenso en

la figura del retrato.

Parker también se

decide por impregnar su cinta de cierto nivel de terror: música que

acentúa el suspenso e imágenes que remarcan lo visceral de la trama.

Esta cinta estáa medio camino entre una película de terror (muy

light para nuestros tiempos) y un thriller con algunos lances semi eróticos.

Colin Firth es la única

de las figuras que le da cierta validez a la cinta haciendo a un Lord

Henry Wotton (personaje obsesionado con Gray) un tanto lascivo y con

guiños hacia la homosexualidad. No así Ben Barnes que desmerece en

todo excepto en su supuesta belleza, posiblemente digna del personaje

que representa (mujeres, ayúdenme, ¿es realmente guapo Ben Barnes?).

Con un tono más inclinado

al terror y los efectos especiales, y menos hacia el relato moral y

la fábula tipo Fausto (propia de la obra original); la cinta se siente

más como una adaptación hecha para televisión o video. De hecho,

en Estados Unidos no llegó nunca a las pantallas de cine.

Si como decía Wilde,

"Experiencia es el nombre que todos dan a sus propios errores",

bueno pues aquí tienen ustedes otro ejemplo más de la vasta "experiencia"

de Parker en su carrera como adaptador de Oscar Wilde al cine.