Vaho es la historia de Andrés, José y Felipe: tres jóvenes que se enfrentan al limbo post-adolescente. El recuerdo del linchamiento de un hombre, provocado indirectamente por ellos durante su infancia, los une al mismo tiempo que impide su reencuentro. La historia ocurre en Iztapalapa, una zona humilde y olvidada, pródiga en fervorosas manifestaciones de fe y, sin duda, la más sedienta de la Ciudad de México.

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LO QUE NOS GUSTÓ

Guión: Es coral (varios personajes) y se divide en dos partes. En la primera los tres protagonistas tienen que lidiar con sus problemas de identidad y futuro; en la segunda parte los vemos ocho años antes presenciando un hecho que cambio sus vidas.

Anti clichés: Por fin vemos una cinta que vence dos estereotipos de los que ya estamos hartos: los chavos-condechi-polanco-roma y el cliché de que si los adolescentes del cine mexicano no viven en esta zona son pobres, ergo, son delincuentes. En Vaho, ninguna de las dos cosas suceden, y es grato ver en pantalla a tres postpubertos que buscan la felicidad, pero no se refugian en la vida glamorosa o en el alcohol (como se ha visto infinidad de veces) para lograrlo.

Ambientación: Verás a Iztapalapa como un apéndice pobre del DF que tiene una vida propia. La fotografía con luz natural retrata sus calles en una mezcla del gris de las casas, con el polvo que levantan los protagonistas al caminar.

LO QUE NO

Es “larga”: es un término absurdo, pero es el que mejor califica a la cinta. Dura menos de dos horas, pero el ritmo es lento. Hay tomas innecesarias, que simplemente quiebran la narrativa del film.

3/5