Por Jaime @_azrad

Muchos no están dispuestos a enfrentar el evidente desplome de M. Night Shyamalan; las cintas que han estado bajo su tutela en la última década no han logrado despegar del todo (a pesar de sus respectivos grupos defensores) y al paso en el que van las cosas, no vemos cerca una película suya equiparable con El sexto sentido (1999), su indiscutible éxito.

Después de la Tierra establece por sí misma el argumento del párrafo anterior. Ahondemos en ello: como director, el indio-estadounidense no está mal -incluso destaca en ciertas secuencias-, pero como escritor le es demasiado fácil caer en una seudo filosofía que se presenta muy atractiva, pero que con cada diálogo pierde atractivo y se hace más pegajosa.

La historia se ubica mil años después de los cataclismos que obligaron a la humanidad a escapar de la Tierra, y Nove Prime se convirtió en el nuevo hogar de la especie humana. El legendario General Cypher Raige (Will Smith) después de un extenso viaje en servicio, regresa con su hijo Kitai (Jaden Smith), que está a punto de ser cadete. Cuando una tormenta de asteroides daña la nave de Cypher y Kitai, ellos se desploman sobre la Tierra, ahora desconocida y peligrosa.

Por otro lado, tenemos el caso de la mancuerna de Will Smith con su hijo Jaden. Como padre, el actor está impulsando la carrera de su descendencia con las obvias palancas con las que cuenta; por otro, el casting de Jaden para el papel protagónico, ¿está realmente basado en su talento, o es nepotismo? Un poco de ambas.

El chico tiene potencial, sí, pero sus capacidades actorales no van mucho más allá del fruncimiento de su frente y de entreabrir los ojos para verse bonito. Combinados, Night y Jaden son los dos errores cruciales que hacen de esta cinta apocalíptica un absurdo intento de muchas cosas que no se logran.

La historia tarda mucho en empezar y una vez que lo hace, sólo nos damos cuenta de que era mejor la espera que el camino que la cinta decide tomar. Los efectos especiales de primera serán el pretexto perfecto de sus defensores para preparar argumentos que la salven del fracaso.