Por Oswaldo Betancourt Lozano

Aunque todavía no se quita por completo los anteojos, Daniel Radcliffe se aleja cada vez más de Harry Potter. Interpretó a Allen Ginsberg en Kill Your Darlings, fue Arthur Kipps en La dama de negro y este mismo año lo vimos como Wallace en Sólo amigos? Ahora llega bajo el brazo de Alexander Aja, quien adaptó la novela de Joe Hill (también escritor de cómics), para sor prendernos con su encarnación de un personaje oscuro y, por momentos, cínico al que, literal, le ponen (le salen) los cuernos.

Ignatius “Ig” Perrish es acusado de asesinar a su novia, todos sospechan de él y su situación parece empeorar cuando le sale una cornamenta que irá creciendo a lo largo de la película –aun que más adelante la utilizará a su favor.

A primera vista parece una versión sobrenatural de Perdida (Fincher, 2014), pero acá el director maneja un humor negro que se disfruta bastante, aunque se pierde a ratos en esa mezcla rara entre thriller, fantasía y drama. En algún punto, la historia parece alargarse un poco, y quizá le sobran minutos.

La fotografía y el soundtrack, encabezado por “Heroes”, de David Bowie, son parte de la envoltura de este regalito cinematográfico prenavideño que, por puro morbo, o como opción ligera, no puedes dejar pasar.