Nada peor que tus amigas comiencen a casarse y tú, ni novio tengas. O por lo menos esto es lo que les pasa a Regan (Kirsten Dunst), Katie (Isla Fisher) y Gena (Lizzy Kaplan) en esta cinta escrita y dirigida por Leslye Headland.

La película está basada en los personajes de Bachelorette, obra a la que le fue muy bien en Broadway por allá del 2010. Este éxito motivó a Headland a llevarla al cine con todos los riesgos que esto implica: que no funcione, por ejemplo.

La idea no es mala (aunque tampoco novedosa): tres amigas con trastornos de todo tipo -alimenticios, drogas y alcohol- son las flamantes damas de honor de “la gorda” Becky (Rebel Wilson). En la noche previa a la boda, la diversión se sale de control y no podrán evitar sacar sus frustraciones y volver loca a la futura esposa.

No te confundas, nada tiene que ver con Damas en guerra del 2011 (dirigida por Paul Feig). Aquí las damas son una verdadera pesadilla y aprovechan cualquier oportunidad para sacar lo peor de sus personalidades. Ninguna puede creer que siendo, en teoría, más atractivas y populares que su “amiga”, ella ganado la carrera hacía el altar.

El desastre comienza en la cena de ensayo, en el que Katie y Gena no pierden la oportunidad de burlarse de Becky con chistes realmente pesados (si, son acerca de su peso). El vestido de novia se vuelve su fijación y las lleva de a tener una noche llena de drogas y aventuras sexuales. Escenas llenas de clichés y bromas fuera de lugar.

El verdadero problema es que los personajes nunca terminan de cuajar. Regan está obsesionada con la perfección, Katie tiene baja autoestima y se acuesta con quien sea, y Gena vive resentida con el novio de su adolescencia que la abandonó y le rompió el corazón. Personajes que se quedaron en la preparatoria, que no superan sus complejos y los llevan a la vida adulta. Pero las personalidades de las chicas están tan poco desarrolladas que terminan pareciendo unas niñas caprichosas y superficiales.

Que tus protagonistas sean unas verdaderas brujas es arriesgado, pero no necesariamente una decisión acertada. En este caso, nunca se siente empatía con ella con ellas y llegan al punto en que te caen mal.

Pese a que desfiló por Sundance en 2012, ninguna de las actrices espera ningún reconocimiento por ella, seguramente lo hicieron por darse un respiro en su carrera. Incluso me atrevo a decir que está muy por debajo de lo que puede lograr Dunst. Habrá quien se animará a verla con la promesa de que se trata de una cinta de humor negro, y no dudo que arrancará más de una carcajada, pero no pasará de eso.