Difícil de creer, la vida de Charlize no ha sido precisamente perfecta. Nació en los suburbios de Johannesburgo, en Sudáfrica, y su lengua materna es el afrikáans. En la escuela nunca fue la chica popular que todos pensamos: tenía problemas de integración y era molestada en la primaria, aunque después superó varias facetas de su personalidad.

En 1991 su madre asesinó a su padre, pero la corte sudafricana la dejó libre, pues el jurado declaró que el acto fue en defensa propia; el señor Theron estaba borracho y amenazó a su esposa y a Charlize.

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(Especial)

Antes de llegar a la actuación, fue modelo en Milán y bailarina en Nueva York. Una lesión en la rodilla le imposibilitó seguir bailando y se dirigió, sin dinero, a Los Ángeles para buscar suerte en el cine. Allí, mientras cobraba un cheque en un banco (que de hecho, no pudo cobrar), discutió con la cajera y llamó la atención de los presentes, entre ellos John Crosby, manager en Hollywood.

Cosby la encaminó hacia la industria cinematográfica, pero no fue hasta después de que Charlize lo despidió que las cosas empezaron a mejorar. A finales de los 90 participó con pequeños papeles en películas taquilleras, pero en 1997 compartió créditos con Al Pacino y Keanu Reeves en El abogado del diablo, y despegó.

Hombres de honor (2000), Dulce noviembre (2001) y La estafa maestra (2003) le abrieron paso hacia el papel que le permitió demostrar su talento:Monster: Asesina en serie (2003), cinta con la que Charlize conquistó a la Meca del cine y se coronó con un Oscar por mejor actriz al interpretar a una prostituta con traumas de la infancia que haría todo por ser querida, incluso asesinar a sus clientes para después robarles su efectivo.

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La transformación de Charlize es admirable en esta película; la gente quería ver más, pero ella desapareció en papeles pequeños y participaciones en series de televisión por unos años.

No sabíamos que regresaría con todo.