Por Carlos Arias

¿Alguna vez diste tu número de celular por Internet? ¿Pagaste con tarjeta de crédito? ¿Ingresaste tus datos en redes sociales? Responder que sí en cualquiera de estos casos significa que tus datos, como los de cualquiera, ya están poder de las agencias de seguridad mundial. Este es el tema de Citizenfour, un documental dirigido por Laura Poitras que obtuvo el BAFTA, el máximo galardón del cine británico, y alcanzó una nominación al Oscar por Mejor documental en la entrega de 2015.

“Citizenfour” era el nick que usaba en sus correos electrónicos Edward Snowden, el especialista de seguridad estadounidense que decidió romper el pacto de silencio y revelarle al mundo las técnicas de espionaje desarrolladas por Estados Unidos después del 9-11 para el control de la comunicaciones electrónicas. “Estamos construyendo la mayor arma de opresión en la historia del hombre”, explica Snowden desde el principio.

La película es un documental que muestra narrativamente la historia de las revelaciones de Snowden y sus consecuencias a nivel mundial, desde que salió de la oscuridad como ex espía hasta que se convirtió en una figura pública.

Su mayor valor está en que no se trata del clásico documental en el estilo de reportaje periodístico, sino un registro de sucesos reales que se desarrollan ante la cámara, una especie de cine-verdad en el que los protagonistas viven los hechos mientras son filmados en tiempo real.

Snowden tomó contacto en 2013 con la realizadora Laura Poitras y luego con un reportero independiente del periódico británico The Guardian, Glenn Greenwald. A causa de sus revelaciones el ex espía sería perseguido por el gobierno de Estados Unidos, hasta convertirse en un fugitivo internacional y acabar como refugiado político en Rusia.

A partir de un simbólico túnel oscuro del cual la cámara emerge para salir a la luz, la cinta muestra de primera mano la historia y los conflictos personales del ex espía. La directora pone la cámara en la habitación de hotel en Hong Kong donde Snowden platicó con Greenwald, y sigue la historia del espía arrepentido, sus motivaciones y sobre todo sus revelaciones en torno de las actividades de la NSA (National Security Agency), la agencia de seguridad nacional de Estados Unidos.

No hay “acción” en el sentido tradicional, pero la película funciona como una historia de espionaje e incluso con elementos de ciencia ficción, con Snowden convertido en un “vaquero del ciberespacio” que navega entre lugares secretos encerrado en una habitación de hotel.

Con estos elementos, la película se convierte en testigo directo de los sucesos que saltaron a las planas de los periódicos después de las revelaciones, la cacería internacional que Estados Unidos desató para capturar a Snowden y hechos como la intervención de Julian Assange para ayudarlo a escapar o el caso del novio del reportero de The Guardian, quien fue retenido en el aeropuerto de Inglaterra bajo una ley antiterrorista.

También muestra el escándalo que se desata cuando se comprueba que Estados Unidos había intervenido las comunicaciones de sus propios amigos, como la canciller alemana Angela Merkel o el gobierno de Brasil. La información espiada no se refería a secretos de inteligencia, sino a intereses comerciales. En ese sentido queda flotando el consabido temor de que la información recabada sobre cada usuario de la red no tenga solamente un objetivo de seguridad antiterrorista o de control social, sino que sea a fin de cuentas una estratagema más en beneficio de las empresas que controlan la red.