Por Javier Pérez (@JavPeMar)

No me parece posible calificar Cirque du soleil: mundos lejanos como una película de ficción. Aunque esté catalogada como tal y de hecho se le inscriba dentro de los géneros fantásticos, más parece un espectáculo de uno de los circos más famosos del mundo llevado a la pantalla grande que una película de ficción como tal.

La historia que le da forma es la de una chica llamada Mia (Erica Linz) que entra a un espectáculo circense. Ahí, un trapecista (Igor Zaripov) está haciendo su número. Sus miradas se encuentran y él pierde la concentración por unos segundos, lo justo para caer y ser engullido por un remolino de arena que lo lleva a un mundo fantástico. Ella va en su búsqueda.

Soltada así, la trama remite a una historia de fantasía. Pero la ejecución remite a la cuestión documental: si se conocen los espectáculos de la compañía canadiense se conocen sus convenciones para construir las tramas de sus espectáculos, los cuales giran alrededor de una historia fantástica en las que sus personajes protagónicos están a la búsqueda de algo. Tal como sucede en esta película.

Los espectaculares números de sus acróbatas se suceden unos a otros, pero ponderando los detalles. De los maquillajes, las expresiones y, sobre todo, los movimientos –el Cirque du Soleil parece haberse dado el lujo de realizar un espectáculo que probablemente no podría ejecutar de esa forma en vivo–.

Andrew Adamson (Shrek), el director, estableció su discurso cinematográfico apoyándose en la sólida fotografía de Brett Turnbull, un tipo curtido en la filmación de conciertos que le sacó provecho a la profundidad de la 3D y la ralentización para embelesar y aturdir a los espectadores con las coreografías de los artistas circenses. En este sentido, es notable el trabajo de edición de Sim Evan-Jones (colaborador habitual de Adamson en varias películas), quien hizo mancuerna con Dirk Westervelt, con experiencia en títulos de acción con toques fantásticos (y, desde luego, efectos especiales) como Hellboy.

En este derroche de técnica cinematográfica en 3D seguro algo tuvo que ver James Cameron, el productor ejecutivo. Como realizador y productor, ha buscado la manera de adoptar las nuevas tecnologías a la cinematografía desde Titanic –de hecho, puso un sobrado ejemplo técnico en Avatar–.

Si es por la historia que la enmarca, Cirque du Soleil: mundos lejanos se queda coja. En cuestiones visuales, es una película que se disfruta en la que la compañía circense reunió algunos fragmentos de sus espectáculos más exitosos y conocidos.