La Caja

La cinta del director Richard Kelly (Donnie Darko) cuenta la historia de la pareja de Norma y Arthur en la década de los 70, quienes reciben una caja, que contiene algo inusual: un gran botón rojo. Al llegar al día siguiente el extraño que la ha dejado explica la dinámica: si aprietan el botón alguien desconocido morirá y ellos ganarán un millón de dólares.

Bajo esta premisa el suspenso y la intriga nos llevan por una película que trae de vuelta la ciencia ficción de aquellos años a la pantalla en este 2009, la pregunta es si estamos listos para lo retro sci-fi en el cine. Una cosa es ver ciencia ficción de antaño y otra es tratar recrearlo ahora. Por momentos parece que uno ve la dimensión desconocida mezclada con Hitchcock y comics de sci-fi. En algún momento la intriga se hace borrosa y al menos yo, tratando de entender lógicamente lo que pasaba me quedé toda enredada. ¿Acaso estamos destinados a (irónicamente) decidir mal?

Por: La niña del campo

Caso 39

Renée Zellweger protagoniza esta cinta en donde la trabajadora social Emily Jenkins rescata a una niña de la locura y maltrato de sus padres, cuando la lleva a su casa todo gira 180º en su vida para entrar a una dinámica terrorífica.

Si hay momentos donde uno brinca en su asiento, pero si quieren realmente no dormir en un mes chequen la de Actividad Paranormal (por coyona yo no la veré). Esta oportunidad de ver a Renée Zellweger en otra faceta es interesante y la que se lleva la película es la niña, la actriz Jodelle Ferdland -quien ya habíamos visto en Tideland- parece buscar siempre papeles de niña freak y logra ponernos los pelos de punta. Si se asustan con cualquier cosa esta es la peli de terror que esperaban, y si no, al menos el suspenso se maneja bien. Acompañan a ambas actrices actores que no espere ver en una cinta de terror como Ian McShane (Scoop), Bradley Cooper (A él no le gustas tanto) Kerry OMalley y Callum Keith Rennie.

Por: La niña del campo

La princesa y el sapo

Una princesa de color en Nuevo Orleans buscando su sueño: Abrir su propio restaurante. Si bien resulta ser un gran gancho para el espectador, conforme se va desarrollando la historia, descubrimos que es otro cuento clásico: un príncipe disperso que cambia radicalmente su forma de ser al enamorarse de la princesa, misma que abandona sus ilusiones por estar con su amor. Encontramos personajes clásicos y entrañables, que ayudan a nuestra princesa a encontrar la felicidad y un gran soundtrack lleno de zydeco y blues.

Evidentemente la historia tiene un final feliz: Triunfan en la aventura que emprenden, logran el sueño en común y vivieron felices para siempre. Pero ¿la vida es en realidad así? ¿Quién pagará el psicoanalista de todas las niñas que descubrirán años más tarde que las historias generalmente no tienen esos finales?

Por: Paloma Pieza