Por Carlos Arias

Desde hace casi veinte años, desde su debut protagónico en Un hilito de sangre (1995), Diego Luna se ha convertido en un actor emblema de las nuevas generaciones del cine mexicano. Saltó a la realización en 2007 con el documental J.C. Chávez y luego al largometraje con Abel (2010) y un segmento de la cinta colectiva Revolución (2010).

Esta vez Diego Luna se pone nuevamente detrás de de la cámara como director de una película en largometraje, llamada a convertirse en un punto crucial de su filmografía.

Se trata de César Chávez (2014), la historia del líder social nacido en Arizona, Estados Unidos, que encabezó durante varias décadas la lucha en defensa de los derechos de los jornaleros mexicanos en California. Chávez se ganó un lugar en al lucha por los derechos sociales al enfrentar a los terratenientes estadounidenses, que gozaban de la complicidad del poder político y de los sheriffs, lo que les permitía explotar a los trabajadores indocumentados, pagarles menos o someterlos a condiciones de trabajo inhumanas.

No confundir con el documental Julio César Chávez (2007), sobre el boxeador mexicano y dirigido también por Diego Luna. Este Chávez también pelea y también es un héroe mexicano, aunque sus combates forman parte de una lucha social que culmina con la formación del primer sindicato de jornaleros agrícolas de California.

Diego Luna dirige este “biopic” con los elementos novelescos que requiere el caso. Se trata de una historia de vida a partir de los episodios que marcaron su lucha, como las huelgas y la persecución política y policial, aunque sin elementos artificiales que lleven a darle suspenso o acción de forma gratuita y para hacerlo más “interesante”. La perspectiva es similar a Milk (2008), la historia de un líder por los derechos homosexuales en la cual el propio Luna tuvo un rol coestelar.

Pero también el cine de tema político hispano, o “latino”, tiene referencias en el país del norte, como la célebre La sal de la tierra (1954), sobre una huelga de mineros mexicanos en Estados Unidos. Como aquella, la cinta de Luna ofrece una narrativa más bien clásica, enfocada a la defensa de César Chávez como un héroe y de la comunidad como protagonista colectivo.

A pesar de la trascendencia del personaje y de que se trata de una defensa de su figura, Diego Luna no emprende la construcción de la estatua grandilocuente y se enfoca más bien en detalles pequeños. Nunca se trata de multitudes sino de pequeños grupos de campesinos que transforman su vida con cambios mínimos. El tema la película se enfoca así en la filosofía del “paso a paso” de Chávez, inspirado en Gandhi, legal y no violenta.

En este tono, la historia pone en escena un episodio particular en la biografía del personaje, una huelga de cosechadores de uva en los viñedos de California, cuyo éxito se convirtió en el primer paso para dar voz a los trabajadores migrantes en Estados Unidos.

Actúa John Malkovich, quien también es co-productor junto a Luna, en el papel Bogdanovich, un terrateniente “gringo” que se enfrenta a los trabajadores de la uva. Como el protagonista aparece Michael Peña, mientras que como la líder femenina de los trabajadores está Rosario Dawson (una de las adolescentes de Kids, de Larry Clark). Como la esposa de Chávez está America Ferrera y como el hijo conflictivo, quien sufre la ausencia del su padre, aparece Eli Vargas. El elenco se completa con la aparición sin créditos de Héctor Suárez y Gael García Bernal, como dos trabajadores anónimos.