Por Ira Franco

Cantinflas (Del Amo, 2014) es uno de esos casos raros de películas en los que todos hacen un estupendo trabajo excepto el director y guionista: los actores, sobre todo el protagónico, Óscar Jaenada –quien casi saca de la tumba al finado Mario Moreno–, los vestuaristas, el fotógrafo, el sonidista y hasta los extras dan lo mejor de sí en una historia que al final resulta dolorosamente ñoña. Se trata de la segunda apuesta de la distribuidora Pantelion (un acuerdo comercial entre Televisa y Lionsgate) que, seguramente, busca repetir el éxito de No se aceptan devoluciones (Derbez, 2013) y asegurar la emoción fácil que tan bien reporta en taquilla.

Del Amo no vacila en usar recursos que rayan en una obviedad insultante: si el dicho telenovelesco reza “yo te saqué del lodo y te convertí en una estrella”, el director hace que Cantinflas sea, literalmente, sacado del lodo por Shilinsky (el de Manolín) quien se lo lleva a vivir a la capital y le enseña lo que sabe sobre la carpa.

Si a Cantinflas deben darle la noticia de su infertilidad, Del Amo lo hace, por qué no, durante una tormenta: el mimo debe salir entre rayos y centellas a mojarse la cara en su desesperación, mientras la cámara se aleja en una grúa. Por si la afectación en el estilo no fuera suficiente, ahí están también las penosas ganas de complacer en el guión: Cantinflas es el homenaje absoluto que hubieran querido sus parientes, uno en el que quedaran enterradas sus historias menos pulcras, como las infidelidades o los vicios que le señalaban los medios en aquellas épocas.

El problema es que Del Amo languidece ante un personaje al que endiosa sin poder llegar al hombre que fue Mario Moreno. Lo único rescatable de la historia es rememorar la etapa en blanco y negro del cómico, sin duda, la mejor, antes de que fuera tragado por el star system.

El actor catalán Óscar Jaenada es quien merece la ovación: Jaenada tiene la magia de hacer de carne y hueso al entrañable peladito y recordarnos por qué su forma de hablar sin decir nada se arraigó en nuestra cultura.

El gran peso de este cómico parece aplastar la creatividad de Del Amo quien se decantó por lo bonito-histórico, antes que por ofrecer una lectura propia. La cinta dividirá opiniones y es muy probable que sea taquillera. Ojalá algún día un director con una visión propia realice el biopic que Cantinflas se merece.