Burn After Reading es de aquellos thrillers satíricos poco frecuentes — con un tono diabólicamente travieso, delicioso, oscuro, irreverente y increíblemente cómico que solamente pudo ocurrírsele a Joel y Ethan Coen.
Historia
Esta comedia estrafalaria con aspectos tajantes reúne al ex analista de la CIA Osborne Cox (John Malkovich), a quien acaban de despedir; un par de entrenadores de un gimnasio en los alrededores de Washington D.C., Chad Feldheimer (Brad Pitt) y Linda Litzke (Frances McDormand); el eterno picaflor y policía federal Harry Pfarrer (George Clooney); y un amplio surtido de cabezas con tornillos sueltos en una odisea repleta de encontronazos que surgen cuando un disco de computadora cae en manos de las personas menos indicadas. Después de ser despedido de su empleo en la CIA, Cox se ancla dentro de su casa para empezar a escribir sus memorias mientras que su esposa Katie (Tilda Swinton) mantiene una relación amorosa con el también casado Harry. Y por aquellas cosas del destino, Linda y Chad encuentran el disco para computadora que extravió Cox con toda la información que recolectó sobre la CIA y ellos están dispuestos a hacer lo que sea para sacarle provecho a este hallazgo. Las complicaciones y confusión de personajes se amontonan de tal manera que la historia de los hermanos Coen termina explorando el lado más oscuro de la naturaleza humana.
Actuación
Esta película reúne a un envidiable elenco de puras estrellas. Aunque Clooney y Pitt no llegan a compartir muchas escenas pero ambos le entregan toda su energía para suscitar grandes carcajadas interpretando a sus respectivos personajes algo embrutecidos. Especialmente buena es la entrega de Pitt cuyo tono es perfecto para crear a su personaje del entrenador cuyo coeficiente de inteligencia está por debajo del promedio y que encuentra lo que él supone ser casi un tesoro enterrado. Haciendo hincapié en una habilidosa actuación cómica de naturaleza física Pitt es espectacular como el lunático Chad. Clooney también deja plasmados momentos memorables sobre el celuloide, entre los cuales se encuentra uno de histeria total que realiza frente a Chad, interpretado por su amigo Pitt. McDormand resulta extremadamente divertida – como logra siempre ser – en su papel de Linda, una mujer obsesionada con sus planes de hacerse una cirugía plástica a gran escala, quien a la vez se dedica a buscar al hombre ideal por Internet. En la piel de Ted, el gerente del gimnasio enamorado en silencio de Linda, Richard Jenkins (The Visitor) sigue teniendo un año exitoso y logra mostrarnos de forma convincente un hombre cauteloso y precavido que le advierte al dúo descabellado que se van a meter en un tremendo problema. Vemos nuevamente a Tilda Swinton, una actriz de infinito talento, compartir la pantalla junto a Clooney aunque esta vez la modalidad es distinta ya que el juego entre ellos lo coloca juntos en la cama porque se trata de una relación amorosa ilícita que los pondrá en posiciones bastante sorprendentes. Malkovich es estrafalario, amenazante y lleva hasta lo máximo su interpretación de tono agudo – lo cual resulta en un rato de sumo deleite para el espectador.
Dirección
Los hermanos Coen lo logran de nuevo con lo cual comprueban una vez mas que son invencibles en este juego; incluso quizás sean los directores más atrevidos y osados desde Stanley Kubrick. No existe la menor duda de que sean tan versátiles como él y si bien la sátira de Burn After Reading no se equipara a Dr. Strangelove, sí es mucho más de lo que quieren molestarse en hacer los demás cineastas de la época actual. No es nada fácil lograr un perfecto equilibrio entre la comedia oscura y algo chiflada y a la vez también lograr que los actores lo hagan como si fuese del todo convencional y normal no es nada fácil pero para estos chicos Coen sigue siendo posible. Esta película es como un delicado soufflé que en manos de alguien inexperimentado se hubiese desinflado; vemos aquí como en los ir y venir de los personajes y de situaciones inesperadas entrelazadas son llevadas por estas manos expertas para que este soufflé cinematográfico se mantenga toda la altura. Burn no es para todos los gustos pero si valdrá la pena vivir la experiencia sobre todo si usted es de los que no le gusta que las comedias fáciles y previsibles.