Babel no es un film con gran valor de replay; ya es bastante aguantar los 142 minutos de duración. De todas maneras, la fuerza de esta película es tal que no hará falta volverla a ver para recordar sus mensajes.
Historia
Si el tiempo lo hubiese permitido Babel tendría siete historias – una por continente. Tal como está, la historia abarca tres continentes, siendo este un espacio suficiente para transmitir la visión de un mundo en pleno desacuerdo y, finalmente, en armonía. La primera historia – al igual que la historia en su totalidad – está ubicada en el desierto marroquí donde un rifle de alto calibre cambia varias veces de manos para terminar en las de dos hermanos cuyo padre se los entrega para matar chacales. Los chicos curiosos disparan a un autobús distante con turistas solamente con la intención de ver si en realidad las balas pueden recorrer esa distancia. La bala atraviesa no solamente la ventana del autobús sino también a una dama americana – Susan (Cate Blanchett) – asomada por ésta y que se encuentra de vacaciones con su marido Richard (Brad Pitt). En San Diego, una empleada doméstica (Adriana Barraza) de una pareja cuida a sus hijos, pero ella y su sobrino (Gael Garcia Bernal), se ven obligados a llevárselos a México al no encontrar un « baby-sitter » que los cuide por una noche. Y finalmente en Tokio, una joven sordo-muda (Rinko Kikuchi) batalla por aceptar el suicidio de su madre y la falta de interés demostrada hacia ella por los demás, sobre todo el sexo masculino. Las historias se van uniendo pero más vale ver por si mismo los enlaces precisos en lugar de que les sean relatados.
Actuación
Siempre habrá quien se le haga difícil aceptar que uno de los actores más importantes del mundo sea la estrella de un film sin atractivo comercial. El otro lado del argumento sería que la participación de Pitt es precisamente lo que le da inmediatamente luz verde al film – y sabemos muy bien que Pitt no hizo Babel por dinero; entonces ¿por qué tanto odio hacia las estrellas? Y especialmente cuando se considera que en esta cinta realiza uno de sus mejores interpretaciones, aunque también es una de sus más breves. Pitt nos muestra un aire de haber dormido poco, un aspecto desaliñado – algo poco creíble entre los fanáticos de la prensa farandulera- al igual su ausencia de emociones durante toda la película. Sin revelar demasiado, no parece que le espere un Oscar a Blanchett por su trabajo, y no porque no sea de calidad. Hay que reconocer que logra un acento americano convincente y su trabajo como esposa de Pitt es de altura, mientras no la esté consumiendo el dolor físico. El sube y baja de las emociones que emana Barraza (Amores Perros) las iguala y a veces hasta las inspira Bernal, desde su limitado papel. Pero son los actores poco conocidos los que realizan las mejores actuaciones. Kikuchi, con la ayuda del trabajo brillante del director, resulta a veces difícil de digerir; su encarnación de adolescente torturada parecerá algo extra-planetario para la mayoría del público.
Dirección
Los directores de Babel Alejandro González Iñarritu y Guillermo Arriaga pertenecen a una categoría bastante escasa en Hollywood: El objetivo principal de ellos siendo el de afectar al público y no tanto divertirlo. En Babel podrá darse cuenta que el escritor Arriaga es víctima de su deseo de divertir al espectador (o ¿será que es más bien una víctima de los financistas?). Pero no le dé demasiada importancia a ciertas fallas (que además son muy pocas) – que son justamente esas coincidencias manipuladas y escenas explotadoras – necesarias para lograr la recompensa final. El guión de Arriaga, por lo demás increíble y ambicioso, sirve para que el director Iñarritu enlace las piezas del rompecabezas con una fuerza integral que se nos hacen nudos en el estómago – y se mantiene fiel a su estilo no secuencial que tanto lo caracteriza. Los cortes abruptos en la narrativa logran bien su propósito de conectar las historias, y el director otorga un tratamiento particularmente cuidadoso a la historia japonesa para sumergirnos en el mundo interior intenso y vivo pero incompleto de la joven. Iñarritu y Arriaga, que trabajaron juntos en Amores Perros y 21 Gramos, se complementan de tal manera que difícilmente puede haber equipo mejor en el mundo actual del cine. El film no tendría la misma estatura sino fuese por sus logros visuales y la música que nos transporta a Brokeback Mountain de Rodrigo Prieto y Gustavo Santaolalla, respectivamente.