Haciendo su largometraje debut como director, Nanette Burstein (On the Ropes), documentalista nominada para el Oscar, se propuso hacer una película que, según sus propias palabras, se sintiera tan real como fuera posible. Con dicha premisa, un guión con garra y un reparto con una tonelada de personalidad, Burstein tiene el éxito casi asegurado en esta historia, sorprendentemente fresca, que narra los pros y contras de una relación de larga distancia entre Garrett (Justin Long) y Erin (Drew Barrymore).

La primera media hora se llena de montajes situacionales, introduce a los personajes y muestra lo que se espera de ellos. Nos enteramos de todo lo que necesitamos saber acerca de Garrett y Erin: Él es un empleado eficaz de un sello discográfico en Nueva York y ella es una aspirante a periodista que trabaja como interna en el periódico metropolitano. Garret y Erin visitan una noche el mismo bar del centro de Manhattan y el final feliz llega luego de muchos litros de cerveza y alitas a la barbecue. Lo sorprendente es que esa relación fugaz se convierte en un noviazgo estable que dura todo el verano.

Pero todas las cosas buenas llegan a su fin. En septiembre, ella se prepara para regresar a Stanford para cursar otro semestre, en medio de mutua consternación. Sin embargo, los sentimientos de ambos son sinceros y deciden dar a su relación un chance. Aunque sea de lejos. Ella en San Francisco, él en Nueva York.

Long y Barrymore, pareja en la vida real, derrochan ternura durante toda la película, sobre todo cuando las pruebas de su relación a larga distancia se hacen difíciles. A ellos los acompañan Jason Sudeikis y Charlie Day (Box y Dan), quienes llevan la etiqueta de fraternidad tatuada en la frente y dan a la cinta un encanto en cuanto a hermandad y amistad. Juntos, son la encarnación viviente de la testosterona, pero con actuaciones legítimamente divertidas. Realmente vale la pena verlos en la pantalla.

Christina Applegate da vida a Corinne, la hermana mayor de Erin, quien se muestra escéptica con el afán de Erin de aventurarse a este romance de riesgo. La actriz se roba el show con sus comentarios, sus muecas y su ansiedad por la limpieza.

"Amor a distancia" no abre nuevos caminos dentro del género ni redefine el romance cinematográfico, pero equilibra muy bien los momentos graciosos y agridulces de la historia. Burstein maximiza el valor de la comedia y minimiza el del drama.

El dilema de las relaciones a larga distancia no había sido abordado antes de este modo. Eso hace que esta película parezca más original de lo que en realidad es, pero poco importa cuando recordamos que durante el último año se han proyectado muy pocas comedias románticas.