Por Jaime Azrad @_azrad

La técnica merdadológica de dividir el final en dos partes parece haber afectado severamente a Amanecer parte 1, y es que lo que sucede durante la película podría ser contado en mucho menos tiempo, pero los realizadores se dieron la tarea de rellenar la falta de contenido con situaciones aburridas y sucesos sin sentido.

La película empieza con la esperada boda entre Edward y Bella, y se queda atorada en medio de una luna de miel que todos envidiamos hasta que vemos cómo es que desarrolla, y entonces la aborrecemos. Los dos ‘enamorados’ se la vivien separados, jugando ajedrez y sin nada que hacer. Edward no quiere lastimar a Bella, por lo que se rehusa a tocarla siquiera, sólo queda platicar, y vaya que sus diálogos son aburridos.

Cuando al fin comienza a sentirse un poco de trama, Bella queda embarazada, lo cual la pone en un serio peligro, pues el engendro podría matarla desde el interior. Bella y Edward deberán resolver sus diferencias y decidir qué hacer en cuanto a su futuro, aunque Bella toma una decisión por sí sola: no interrumpirá su embarazo sin importar las consecuencias.

La truncada luna de miel se convierte en dolor y debilitamiento, todo mientras Jacob está ardido por no tener a Bella en sus manos y no poder hacer nada mientras es testigo de cómo ella muere poco a poco. Es ridículo que el triángulo amoroso entre la mortal, el vampiro y el lobo siga vigente aún después de que todos hicieron las paces y de que dos de ellos ya hayan contraído matrimonio, aunque todavía parece emocionar a su público adolescente.

Las fuertes críticas al personaje de Jacob ocasionaron que en esta cinta se muestre un hombre lobo mucho más humano, menos influenciado por su salvaje naturaleza y haciendo caso omiso de lo que su tribu tiene que decirle. En ninguna ocasión se quita la camisa (sorprendentemente) y se la pasa en el limbo decidiendo en qué bando será mejor quedarse. Todo lo que Crepúsculo planteó en un principio ya no sirve ahora, Jacob y los vampiros tienen plena confianza entre sí y Bella parece más enamorada del lobo que de su hijo recién concebido.

Las situaciones están saturadas de clichés, son cursis, no tienen sentido y hacen que el público normal (es decir, el que no es un fanático), se retuerza en su butaca con cada comentario rosa que sin verosimilitud alguna sale de la boca de los personajes.

Por otro lado, los admiradores de la saga se verán fascinados por la serie de eventos que acontecen en el predecible y esperadísimo final, que por lo menos se promete una segunda parte de Amanecer que entretenga, resuelva, y nos deje al fin libres de mitologías absurdas que causan furia en las secundarias del mundo.