Una película sobre el fin del mundo, al menos de uno: el financiero. La historia es tan elegante como esa limusina que recorre Nueva York –simbólicamente lúgubre– y carga con un millonario neoyorkino que está por perder toda su riqueza monetaria, y que cruza la ciudad para cortarse el cabello.En el trayecto suceden varios acontecimientos producto del delirio de la gente por el derrumbe económico. Son dos mundos los que se alternan: lo que sucede adentro de la limosina y lo que se ve afuera.

Con una narrativa que logra en su mayor parte emular la elegancia cruda y punketa del artífice de la novela homónima, Don DeLillo, el colapso se inserta perfectamente en esta época de temores e irregularidades en la economía internacional.

Cronenberg consigue una película extremadamente realista filmada con gran sobriedad pero llena de alegorías cómicas, como la aparición de un personaje que interpreta al famoso terrorista dulce, Noel Godin, mejor conocido como George Le Gloupier, el archienemigo del escritor y filósofo francés Bernard Henri-Lévy. Sublime el clímax de la entortada.

Espérenla para enero de 2013 en las salas del país.