(500) días con ella es una comedia romántica indie que retrata de forma agridulce, humana y con una narración no lineal, la amargura del desamor.

Un narrador nos lo advierte desde el inicio de la película: esta no es una historia de amor. Tampoco es un cuento de hadas, aunque conocemos a los dos protagonistas como personajes que podrían vivir en un Reino Muy Muy Lejano… Tom es un joven que piensa que nunca podrá ser feliz. Según el mismo narrador, «la culpa la tiene su fanatismo hacia el Britpop y su mal interpretación de la película El graduado». Una mañana conoce a Summer, una chica de su oficina de la cual se enamora a primera vista; pero ella no cree en las relaciones, sólo en la libertad y en el hecho de que «somos jóvenes, hay que aprovecharlo y divertirnos». A partir de ese día, inician 500 días en los cuales Tom conquistará y perderá al supuesto amor de su vida… y hará todo lo posible por recuperarlo.

(500) días con ella rompe el paradigma de las comedias románticas: los clichés-color-de-rosa sucumben ante el crisol melancólico de una relación verdadera. Tom & Summer son una pareja de carne y hueso que sufre y es feliz por detalles tan ordinarios como discutir «¿Cuál es tu Beatle favorito?». El encanto del film radica en el guión que presenta este amorío como un rompecabezas. La primera escena es la pantalla en negro y de pronto aparece un “(478)” y vemos a Tom y a Summer tomados de las manos. Luego, corte a: la pareja se acaba de conocer, y después, terminan su romance. Así es toda la película: saltos temporales por la mente y el corazón de Tom. Es como ver Memento mezclado con Harry y Sally. Este tipo de guión funciona perfectamente, porque imita a nuestra memoria. Cada vez que recordamos a alguien no lo hacemos en orden cronológico. Brincamos entre los episodios más significativos sin darle importancia a los calendarios.

Pero no sólo la estructura del guión es ambiciosa, también lo son los distintos recursos narrativos que nos presenta el debutante director Marc Webb, sobretodo el claro homenaje que realiza a Annie Hall (además de la premisa similar en la que polos opuestos luchan por rescatar un sentimiento): hay una escena en la cual se divide la pantalla en dos fantasías de Tom: la realidad y la expectativa. Pero la secuencia que se lleva la cinta es un pequeño musical a mitad del film que refleja el sentir del jovenzuelo después de haber pasado la primera noche con Summer.

No es una historia de amor, es cierto, es una historia sobre el amor.