Por Jaime Azrad @_azrad

30 minutos o menos es la segunda colaboración de Jesse Eisenberg (La red social, 2010) con el director Ruben Fleischer después de la comiquísima Zombieland (2009), por lo que las expectativas eran altas. Demasiado.

Ésta es una película decepcionante, tiene un estilo forzado que muy ocasionalmente resulta gracioso, y ya. Llenos de humor gringo exacerbado, los momentos que suponen ser graciosos fallan terriblemente en su propósito e incomodan al espectador en muchos niveles.

Los personajes son molestos, ¡todos! No hay uno con el que sea fácil identificarse ni al que le deseemos suerte; todos son estereotipos explotados al máximo en un ambiente aburrido, depresivo y falto de creatividad.

En esta historia, un joven repartidor de pizzas se topa con dos chavos idiotas que lo obligan a robar un banco. Esto para tener dinero con qué pagar un asesino a sueldo que matará al padre de uno de ellos (quien también resulta ser el alcalde de la depresiva ciudad) y así cobrar su herencia.

Desde el principio no hay a quién irle: Jesse Eisenberg actúa como siguiera siendo dueño de Facebook, prepotente y antisocial, y los ‘maleantes’ son tan grotescos que muchos preferirán taparse los ojos (y quizás no tengan razones por las cuales destaparlos).

Eisenberg debió haber dicho no a este proyecto, sus tremendas actuaciones en La red social y Zombieland nada tienen que ver con su nulo desempeño en esta cinta, se le siente dormido, avergonzado, quizás por la falta de calidad en el material en el que se vio involucrado…

La nula creatividad, la nula originalidad; lo absurdo, lo grotesco y lo estúpido generan resultados como éste que, algunos dicen fue inspirado en un hecho real en Pensilvana, donde un repartidor de pizzas fue obligado a robar un banco y después asesinado, aunque los detectives del caso afirman que los guionistas no sabían nada del mismo cuando escribieron esta cinta.

Sin importar las razones ni las ‘fuentes de inspiración’, el resultado no rinde tributo al caso, y si sí, qué vergüenza.