Homero “Kurt Cobain” Simpson fue durante los noventa (por cierto, es uno de los capítulos menos coherentes en la línea de tiempo Groeningense) el mayor rockstar del mundo, después de que Marge lo dejara por su profesor, Homero se hundió en la depresión y creó joyas musicales. Se volvió un junkie de la insulina y su carrera se quedó en los suburbios.