Con Desobediencia, Sebastián Leilo trae una nueva propuesta que busca romper las barreras sexuales en contextos extraordinarios. Después de el éxito que obtuvo con Una mujer fantástica –ganadora al Óscar como Mejor película extranjera–, Leilo parece culminar con una trilogía que explora la sexualidad femenina en disntinos ámbitos de la vida.

¿De qué va Desobediencia?

Ronit (Rachel Weisz) es una exitosa fotógrafa basada en Nueva York. Tras la muerte de su padre, un amado Rabino en una comunidad judía sumamente ortodoxa, debe regresar y afrontar todo lo que dejó atrás.

Ahí se reúne con Dovid (Alessandro Nivola) y Esti (Rachel McAdams), amigos de la infancia quienes ahora forman un matrimonio. Sin embargo, la historia desenvuelve, poco a poco, los secretos que hiceron que Ronit huyera y Esti se convirtiera en una mujer devota a la religión.

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La tormenta interna

Desobediencia no es un filme dinámico, es decir: no suceden demasiadas acciones; sin embargo, la narrativa se desenvuelve a través de los personajes y sus conflictos internos. Es paciente con ellos, busca que la audiencia los conozca para comprender sus acciones.

Es también un juego de miradas y silencios que va creando una atmósfera particular. Aquí no hay libertad más que la de pensamiento. Ronit llega a desbalancear un staus quo que nadie cuestiona abiertamente y cimbra los cimientos bajo los cuales Esti construyó su vida. Poco a poco se van liberando las verdades y realidades que han llevado a los personajes a encontrarse en este punto.

La fotografía ayuda, con una luz opaca, pocos colores y muchas tomas cerradas. El diseño de producción es austero, pero efectivo. Estas personas viven una vida austera, pero virtuosa, y es así como se siente la producción.

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Las actuaciones

El punto fuerte de la cinta son las actuaciones, en particular de Weisz y McAdams. Y es que no solo se trata de una historia de amor prohibido entre ellas. Cada una tiene un arco dramático en la cinta, cada quien es un personaje completo que tiene que liberarse a su modo. Esti, quien vive reprimida por no poder expresar su sexualidad abiertamente y Ronit, quien no ha podido dejar ir el rechazo de su padre.

El guion les da el material necesario para desenvolverse en estos papeles. Leilo supo llenar las actuaciones de sutilidades y de humor que ayuda a liberar un ambiente tenso y un dramatismo profundo.

Lo negativo

Este no es un filme para todos. La narrativa, como ya mencionamos, no es la más dinámica. A mucha gente puede parecerle aburrida.

El veredicto

Es grato ver que autores como Leilo se adentran en la exploración de la sexualidad femenina y de la comunidad LGBT+. Este es un sólido esfuerzo que cuenta con excelentes actuaciones, una historia emotiva y un final perfecto. Aún la alcanzan a ver en las salas de arte de Cinépolis o en la Cineteca Nacional.

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