Por: Omar Morales @OmarInMorales

La originalidad no es un rasgo de la cultura pop, al contrario, es excepción.

Idea escrita por William Blake en la última década de 1700:“If the doors of perception were cleansed every thing would appear to man as it is, infinite…” Título del libro escrito por Aldous Huxley en 1954:The Doors of perception. Nombre elegido en 1965 por Jim Morrison y Ray Manzarek para su naciente grupo de rock: The Doors.

Robarse la inspiración de William Blake a mediados del siglo XX, durante la infancia y pubertad del movimiento hippie, podía traducirse en admiración, pero creo que hacerlo en 2014 sólo genera interrogantes. “Somos una de las bandas de rock más populares del mundo y para los títulos de nuestros nuevos discos nos robaremos una idea de William Blake, sin importar quenuestro trabajo tenga muy poco que ver con su poesía…”

Songs ofinnocence and experiencees un poemario ilustrado que William Blake escribió en 1789. Y sí,Songs ofinnocencees el título del disco número 13 de U2, el cual tendrá una continuación llamada (sí, adivinaron)Songs ofexperience

El nuevo disco de U2 huele a miedo. Calculo que Paul David Hewson y su álter ego le tienen pavor al fracaso y la intrascendencia. La industria discográfica es un monstruo malherido en proceso de transformación cuyas ventas globales van en picada y el caso de U2 es uno de los más dramáticos: All that you can’t leave behind, editado en 2000, vendió 4.4 millones de copias en los Estados Unidos, How to dismantle anatomic bomb de 2004 3.3, y para 2009 No line on the horizon apenas rebasó el millón de copias vendidas.

De ahí que los irlandeses y su equipo de management y marketing se las ingenieran para meter su disco a la fuerza en 500 millones de fonotecas digitales. Apple pagó una cantidad hasta ahora confidencial a U2 y Universal Music a cambio de poder regalar, por tiempo limitado,Songs ofinoccencea todos los usuarios de iTunes, asegurando la atención mediática que difícilmente hubieran tenido (it’s all about money, baby).

Hace varios años que para U2 la música es lo de menos, lo que importan son el espectáculo, los titulares y los saldos bancarios. Tuvieron un punto de quiebre en el que dejaron de ser uno de los grupos de rock más influyentes y se convirtieron en una de las empresas más rentables de su contexto (aunque los 11 millones de copias que vendió Adele con su disco 21 los pondrán verdes de envidia y de ahí la contratación de Paul Epworth).

Songs ofinoccence no es un desastre gracias a Danger Mousey no es un disco extraordinario por culpa de U2. Lo más interesante, lo diferente que le he escuchado al grupo en los últimos años han sido las canciones producidas por este hombre, pero U2 no tuvo el valor de entregarse por completo a su gran oficio detrás de las consolas e involucraron a 5 productores más. Lo inestable e irregular del resultado salta al oído.

Lo que más disfruté de este disco fueron los momentos en que U2 se acordó que pueden ser otros, que sus grandes secretos musicales no están en el pasado y que después de 38 años de carrera todavía pueden sorprender con una sencilla canción pop: el espíritu combativo de The miracle, la perfección pop de Every breaking wave (ambas con el sello armónico de Mouse), la potencia y los contrastes de Cedarwood Road, la oscuridad y languidez de Sleep like a baby tonight,la épica contagiosa de This is where you can reach me now y la hipnosis de The trouble(póquer de canciones producidas por Mouse) hacen que las tácticas mercadológicas valgan la intrusión.

Lo que más odié son los pasajes en los que U2 acerca peligrosamente su sonido al de bandas que ellos mismos influenciaron, y lo cursi de muchas líneas e ideas entreveradas en las canciones (algunas dignas de tarjeta Hallmark, todas inspiradas en su juventud): “All I know and all I need to know is there is no end to love…” “You’ve got eyes that can see right through me, you’re not afraid of anything they’ve seen…” “The universe is beautiful but cold…” “You and I are rock’n roll…”

Siguiendo el espíritu punk de su época, The Edge hizo a un lado los malabarismos acostumbrados por los guitarristas de rock y se inventó una nueva forma de tratar el instrumento. Estéticamente, musicalmente, el resto del grupo es ordinario. U2 vale más por sus logros y trayectoria que por sus composiciones, y su nueva estrategia de distribución ha terminado por cambiar el juego.

La música ha dejado de ser una interacción sensible entre artistas y escuchas para convertirse en mercancía patrocinada por alguna marca necesitada de atención. El proceso inició en este siglo pero U2 y Apple lo aceleraron al vértigo. Lo emocionante de todo esto serán los cambios drásticos en la industria musical, sobre todo porque lo más interesante de las transformaciones culturales resulta de los apéndices y las resistencias que provocan, y es probable que en algunos años estemos agradecidos por la invasión a nuestras fonotecas…