Por Omar Morales

El mestizaje musical procura resultados fuera de lo ordinario y Gogol Bordello es un crisol de razas que no deja de brillar. Los escuché por primera vez en 2007 con su cuarto disco de estudio, Super Taranta!, y más de allá de una moda pasajera se han consolidado como un grupo combativo que le debe mucho a su fundador, Eugene Hütz, un hombre de ojos desorbitados y bigote prominente nacido en Ucrania en 1972, que a los ocho años escuchó por primera vez a Sonic Youth(esa leyenda norteamericana del punk y el noise rock) y esas melodías llenas de distorsiones y disonancias le hicieron soñar con que algún día viviría en Nueva York y formaría parte de una banda de rock.

Después del accidente nuclear enChernobyl migró con sus padres, pasando de un campo de refugiados a otro por toda Europa, con la finalidad de arribar a norteamérica. Por fin en 1997 llegaron a Nueva York y Eugene pisó la tierra prometida dispuesto a cumplir ese sueño infantil y hoy es líder de uno de los grupos más potentes de su contexto, generador de un sonido frenético, lleno de energía, basado en la tradición de la música gitana con una alquimia de sangres que desemboca en canciones de furia contagiosa…

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Cuando hablamos de migración, nombres, oficios y orígenes son fundamentales. Con base en Nueva York, Gogol Bordello son ocho músicos en apariencia incompatibles: Thomas Gobena, bajista, etíope; la vocalista Elizabeth Chi-Wei Sun, nacida en Escocia con sangre china; Sergey Ryabtsev, violinista ruso; Pasha Newmer, nacido en Bielorusia, acordeonista; el cantante ecuatoriano Pedro Erazo; el baterista Oliver Francis y el guitarrista Michael Ward, nacidos en Los Ángeles, son los únicos nativos; todos bajo la batuta de un loco gitano-ruso-ucraniano llamado Eugene Hütz.

El sexto disco de estudio de Gogol Bordello, Pura vida conspiracy, es de combustión instantánea pero no deja de ser una consolidación que hace a un lado las transformaciones; no hay cambios, no hay búsqueda, no hay riesgos, no decepciona ni sorprende. Hay líneas contundentes comoBorders are the scars on the face of the planet“, sin dejar de ser viaje por ruta segura: punk, rock, folk y esencias balcánicas y gitanas que no defraudan.

Simbólicamente, en asuntos rítmicos, líricos y combativos, Gogol Bordello ha tomado la estafeta de Mano Negra quedando poco a deber, es un grupo que rezuma energía, enganchado con reclamos sociales y que con los años ha entendido la importancia de los matices, capaz de ponernos a sudar y a brincar por momentos, para después someternos a la paz de las contemplaciones acústicas. Un grupo grande por donde se le vea pero, a mi gusto, de discos irregulares con canciones que van de la gloria a la repetición y la conformidad. La primera de Pura vida conspiracy, porejemplo, es una pieza única del punk gitano. El resto, ustedes dirán.

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