Por: Omar Morales @OmarInMorales

Zoé suele ser acompañado por la ambigüedad de los acentos. En 2001 comenzó a sonar con frecuencia su canción Deja te conecto en fiestas chilangas y muchos curiosos, atraídos por el peculiar sonido del grupo y el enganche melódico, preguntaban “¿Quién toca esa rola?” y ahí empezaban las discusiones sobre si se trataba de Zoe o Zoé. 12 años después el asunto gramatical poco ha variado y no hay consenso en el título de su nuevo disco. Por la tipografía se puede pensar que es Prográmaton, la disquera del grupo lo presenta como Programaton, y en el tercer track León Larregui (cuyo apellido pronuncian como si tuviera acento en la A) canta Programatón. Ante la ambigüedad, anarquía, así que elijo lo que escucho y me quedo con Programatón.

Tampoco han cambiado la envidia y mala leche que suelen provocar estos muchachos. En México la crítica amateur suele ser deporte nacional y frente a las pantallas nos convertimos en directores técnicos, críticos de cine o musicólogos. Resulta fácil menospreciar logros y obras ajenas, pero como músico y melómano que soy puedo asegurarles que lo construido por Zoé no es cosa fácil y su popularidad y constancia son envidiables.

14 fechas sold out en el Teatro Metropolitan, Auditorio Nacional y Palacio de los Deportes llenos, giras y reconocimientos internacionales, discos que se venden por cientos de miles… Insisto, nada fácil.

El 29 de octubre salió a la venta su quinto Lp de estudioque en varios sentidos condensa las virtudes y excesos del grupo. Desde su debut homónimo demostraron una capacidad natural para la creación de melodías pegajosas, con sencillas secuencias de acordes y coros que de inmediato se adhieren a la memoria. Programatón confirma su expertiseen la materia pues a la segunda escucha hay por lo menos cinco canciones que intento corear.

Lo que han superado con creces son sus capacidades armónicas, los arreglos y puentes musicales de hoy son mucho más interesantes e intrincados que los que hacían ayer. Creo que la gran virtud de Programatón germina desu sonoridad y de los pasajes instrumentales que dan cadencia al cuerpo de las canciones: el solo y puente que dividen el primer coro de la segunda estrofa en 10 A.M., el final con circuit bending y sintetizadores de Cámara lenta, el arranque minimal y electrónico de Dos mil trece, las atmósferas Beatleanas de Ciudades invisibles, las tonalidades orientales en Panoramas y Game over Shanghai, canción que tiene dos minutos y veinte segundos de uno de los cierres instrumentales mejor logrados del pop mexicano.

En sentido contrario, los excesos se me aparecen en las letras. Percibo a Larregui como un compositor bipolar, capaz de jugar con el lenguaje y armar frases intrincadas, densas y de enorme musicalidad: “Que esto que se supone que los dos tenemos, no funciona como lo queremos, el amor ocupa devoción” en 10 A.M., o “Me gusta la velocidad de la felicidad que tus besos me dan, me gustan tus tetas al sol, redondas, mirándome llenas de sudor” en Panoramas.Pero que a la vez puede caer en los vicios de la metáfora fácil y sin sentido aparente: “Suelta la proyección, el estambre de luz y ven intégrate al software de Programatón” en Dos mil trece, o “Tengo, tengo sedantes, secretos de Pedro Infante” en Sedantes. De lo que no hay duda es que Programatón es su trabajo lírico más amoroso.

La historia que cuentaZoé en este disco es la misma que hace 12 años pero con mucha mejor forma. Como la mayoría de los discos que se han editado en el mundo, Programatón es irregular, con canciones que pueden calificar como joyas del pop mexicano y otras dispensables, pero a mi gusto es el primer trabajo de Zoé en el quela interpretación, grabación, mezcla y producción en general son irreprochables. Es un disco más cercano al pop, con guitarras discretas que cedieron ante un gran trabajo de sintetizadores y electrónica, un bajista que se confirma como uno de los pocos con personalidad propia en su contexto, un baterista sólido que lo soporta y acompaña, y uno de los frontman más polémicos y efectivos que hay en México.

Como he dicho aquí, reseñar es especular y construir teorías, así que termino con una: Programatón sería un gran broche para cerrar la primera etapa de Zoé, a partir de aquí deberían olvidar lo aprendido y reinventar sus composiciones con la comodidad que otorgan el éxito, la fama y el reconocimiento. Gozan de una posición desde la cual podrían marcar una nueva época y replantear algunas fórmulas del pop mexicano.

Mis tres favoritas del disco: Cámara lenta por su luminosidad melódica, letra amorosa y sin complicaciones y final instrumental envolvente; Ciudades invisibles por su descarada influencia Beatle; Panoramas por su hedonismo y base rítmica.