Por: Natalia Szendró @szerenata

Debe ser complicado para una banda estar bajo los reflectores de las comparaciones desde el inicio de su carrera. De inmediato, cuando el primer álbum del grupo de Stafford, Inglaterra, salió a la luz, no se hicieron esperar los comentarios que con mirada crítica destacaban la semejanza con Joy Division. Y aunque la agrupación se ha alejado del estigma que acompañaba la voz de Tom Smith al compararlo con Ian Curtis, en esta ocasión sobresalen otro tipo de influencias evidentes.

Habiendo dicho lo anterior, las similitudes que destacan en este disco vienen de la mano con un sonido mucho más oscuro, aunque luminoso, con tintes que nos remontan al sonido de bandas electrónicas de principios de los 90; en específico a Depeche Mode o a Tangerine Dream. Y de la mano, la colaboración de Rachel Goswell, vocalista de la legendaria banda de shoegaze y dreampop: Slowdive, no parece ser mera coincidencia.

In Dream, nueva producción de Editors, fue grabada en Crear, Escocia, lugar que es famoso por ser escenario de cientos de bodas al año; y que según lo declarado por Smith en diversas entrevistas, la ubicación de dicho lugar les permitió llevar a cabo canciones mucho más contemplativas y acorde a lo que veían cada día a través de sus ventanas, un paisaje entre un lago y una montaña.

El disco comienza con “No Harm, canción cuya melodía va in crescendo, pero que resulta una introducción poco representativa al sonido del LP en conjunto, y que a pesar de ello muestra la capacidad experimental y la adaptación de Editors a atmósferas más densas a las que nos habían tenido acostumbrados. Un riesgo que decidieron tomar al haberla lanzado como primer sencillo.

Como segundo track, “Ocean of Night” hace su entrada triunfal con un piano que después desaparece abriéndole pista a los beats y a algunas guitarras que son acompañadas por la primera contribución de Rachel Goswell, como invitada de honor en los coros. A todos estos elementos, cuando el climax de la canción está al tope, se le une el sonido de un tambor metálico o steelpan, comúnmente utilizado en el calipso caribeño. Definitivamente una de las mejores canciones del disco.

Posteriormente, en “Forgiveness”, vuelven a surgir guitarras, aquellas que al parecer no fueron elementales durante la concepción de In Dream. Este tercer track le hace justicia al sonido de Editors que es mucho más digerible y que toma ventaja del amor de los fans, pero que no resulta muy constante con lo presentado en esta nueva producción.

“Salvation por su parte, se presenta a sí misma como pieza importante del disco y refleja la inspiración más interesante, que en mi opinión recurre a las plegarias hechas canciones de Depeche Mode en su etapa de Songs of Faith and Devotion. Y ya entrados en ambientes repletos de referencias al post punk y al dark wave de esos momentos, comienza “Life is a Fear, que también con un toque de electrónica nórdica parecida al trabajo de The Knife, toma posesión de la pista de baile de manera desconcertante, pero no menos familiar para los oídos de sus seguidores.

No es sorpresa que Editors se asuman como fans de Slowdive y es por ello que le hicieron la invitación a Goswell para participar en “The Law”, el primer y único dueto hasta el momento de la banda. La voz de Goswell combinada con la presencia de Tom Smith y compañía recuerdan mucho a Blonde Redhead y a la suave voz de Kazu Makino.

El falsete de Smith abre “Our Love. Canción que regresa del ánimo de desesperanza presente en algunos pasajes del disco. Termina cantando la frase Don’t stop believing… y es un track que puede ser considerado perfecto para algún lugar de baile y quizás en un futuro no muy lejano, se podrá escuchar en versiones mucho más movidas y con sus respectivos remixes.

Rumbo al final, la octava parte del disco se llama “All The Kings y al igual que “Forgiveness”, se sale del guión y no logra embonar muy bien con el resto de los tracks que componen In Dream. “All The Kings” se despide con un pequeño puente instrumental y “At All Cost comienza con un arreglo parecido a alguna canción extraída del imaginario del post rock. Este es, quizás, el momento más obvio en que se ve plasmado el lugar en donde se grabó el disco; entre un lago y una montaña en las profundidades de Escocia.

Y por último “Marching Orders”, grande entre las grandes, la única que a mí parecer va a sobrevivir el paso del tiempo y que será recordada y coreada en sus presentaciones en todo el mundo.

De esta manera emotiva y poderosa se acaba un disco que no es en su totalidad ni emotivo ni poderoso. Un disco que parece ser un experimento con un sonido distinto y que no suma (o suma poco) ni resta a la carrera de una banda que tiene cuatro discos previos de experiencia. Cabe también destacar que hay muchos elementos que son muy rescatables pero es quizás la combinación de estos factores lo que no terminó por redondear su última producción.

Hay que recordar que este es el primer intento de Editors produciendo un disco, y esto quizás en la mente de Tom Smith, Russell Leetch, Ed Lay, Justin Lockey y Elliott Williams tenía mucho mayor sentido, pero en la realidad es posible que no supieron cómo traducirlo.